¡La Constituyente es republicana, no uribista!

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"Si invocan el cielo, es para usurpar la tierra" Maximilianne Robespierre, escritor y político líder de la Revolución Francesa (1758-1794) "Cachicamo trabaja pa la lapa", una frase común en Arauca y Casanare muy castiza que resume la ley sociológica favorita del colombiano promedio: la ley del menor esfuerzo. Eso sucede con la coyuntura actual de las voces que a lo largo y ancho del espectro mediático -incluyendo las redes sociales-, que ha tenido por detractores y defensores la posible convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente vinculándola como una iniciativa, capricho o idea -dependiendo de la posición ideológica o de conveniencia de quien se exprese- del uribismo, en concreto del Partido Centro Democrático. Nada más lejos de la realidad. Las denominadas derechas no solo colombiana, sino de América Latina tienen agendas ladinas, indiferentes y no muy lejanas de las rutinas cotidianas de la gran mayoría de ciudadanos que ni cree, ni le interesa la política. Poca disciplina, poco estudio, poca interpretación, poco debate y construcción conceptual, filosófica, ética o epistémica si se quiere. La inteligencia estratégica y el pensamiento crítico o cualquiera de las escuelas que tengan que ver con la estructuración de ideas no se encuentra ni implícita en las acciones del uribista con o sin poder, ni muchísimo menos en su formación.¿Cuando han visto un sociólogo, antropólogo, trabajador social, psicólogo o filósofo construyendo o aportando ideas al uribismo? Los ha habido, pero o caen en el ostracismo cuando dicen algo que a alguna facción del Centro Democrático no le gusta -en especial al MOIR con su vocación maoista antintelectual-. El uribismo es un caso emblemático de la intelectualidad mediocre en los estudios políticos,las ciencias sociales y humanas en la historia colombiana. Lo anterior da para la pobreza de discurso, el empresarismo y economicismo manifiesto en la poca o nula participación del empresariado y sus gremios en la defensa de los valores nacionales -al menos como defienden sus títulos-valores- y que durante más de sesenta años en el país el discurso anarquista y socialista se haya tomado todas las estructuras intelectuales y de construcción cultural del país. Pero de este tema llevo años hablando a través de este y otros medios donde he tenido la oportunidad de escribir contra el comunismo universitario y en la administración pública. Los términos complicados y el elitismo clasista sería la cereza en el postre de la decadencia y derrota del "trono moral" de la sociedad -en palabras de José Obdulio Gaviria, mi primer jefe laboral en la política-, y son la pieza maestra de legitimación de las estrategias y tácticas del marxismo y aliados para destruir nuestras pubertas y débiles democracias liberales. Y en esa cleptomanía epistémica tan común en el uribismo, ahora que hace menos de un año no querían ni saber nada de las tres palabras malditas como diría Alberto Casas Santamaría: Asamblea Nacional Constituyente (ANC) . Hice contacto a través de amigos y personas comunes del entorno del Congreso -sí, en el uribismo de base y de servicio público hay gente buena, profesional, leal y con convicciones reales pero por circunstancias varias en el camino equivocado- para presentar una propuesta de ANC bastante completa que daré a conocer en otra ocasión. Al mes siguiente, el hoy detenido domiciliario y futuro ex senador Álvaro Uribe niega en medios que haya necesidad de la ANC y que respalda las "medidas graduales" del Gobierno Nacional. Un gobierno mediocre, mezquino, cobarde y pantallero que casi deja colapsar al país en un Golpe de Estado cronometrado desde el exterior con aliados en el interior, negocia con terrorista, blando con el narcotráfico y la criminalidad y además ineficiente y mentiroso en haber prevenido mucho más la tragedia en la que día tras día el Covid 19 es para la sociedad y economía colombianas. Pero como el mal estudiante que cree que en una validación puede hacer en dos horas lo que no hizo en seis meses de universidad, Duque, o más bien los grupetos que gobiernan el país desde su Ejecutivo y la casa de Chapinero Norte del Centro Democrático, quieren como sea rescatar lo poco que queda de país, desnaturalizando y al mismo tiempo manipulando la historia colombiana apoderándose de la ANC. Si el uribismo tuviera gente maquiavélica e inteligente en sus líderes de segundo, tercer y cuarto rango, dría que es un plan macabro contra la derecha independiente, pero no, solo es un efecto colateral de su torpeza política. En todos los recientes videos, programas radiales y artículos periodísticos, académicos y de análisis se habla de que la ANC es igual al uribismo. Punto. Los pro Uribe dicen que es una oportunidad de cambiar la justicia colombiana y salvar a un inocente de jueces "malvados". Los anti Uribe dicen que es una consolidación de una "dictadura" duquista o de una improbable y ridícula idea de una candidatura presidencial del mismo Uribe en 2022. Elucubraciones marihuaneras puras y duras. ¿Y donde están los republicanos? A riesgo de quedar en el ostracismo del internet y las charlas por Zoom, Meets o alguna red social de conferencias, porque sin una silla en la ANC, simplemente lo que se diga o se haga no tendrá absolutamente ninguna posibilidad de llegar a ser parte de la reforma de la Constitución del 91 o quizás -Dios mediante- una nueva Carta Política. Hay liderazgos grandes de hombres y mujeres que han construido pensamiento y posición republicana frente a los califatos de Santos y Duque, pero la desunión y las pugnas ideológicas idealistas entre nacionalistas, conservadores y libertarios. El primer paso es la consciencia de unión en la diferencia en lo programático y electoral, sin eso, con personas aisladas en el desierto o movimientos sin fuerza real nada saldrá bien. La guerra debe ser no solamente contra el comunismo, sino contra la claudicación política ante la fuerza del dinero e influencias de los miembros de la Coalición de gobierno. Ellos, como todo colombiano tienen todo el derecho del mundo de participar en la ANC como votantes y candidatos, pero nunca usurpar un proyecto que le pertenece al corazón del pueblo colombiano y al que de diferentes maneras trataron de destruir. Falsas recolecciones de firmas para destruir la JEP que solo fueron una pantalla de algunos para sacar dinero y prebendas, trabas burocráticas en los avales a miembros prominentes de las comunidades en el Partido de Gobierno. Necesitamos más que un partido, al menos una Coordinadora Republicana. El camino a la ANC no será fácil. Suponiendo que del Congreso virtual o en el Capitolio salga aprobada la Ley de Plebicisto, según la Constitución debe surtirse una consulta popular que debe ganar con el 30% del censo electoral; posteriormente realizar una nueva campaña para hacer la elección popular de los delegados o asambleistas. Este proceso podría realizarse de un año a año y medio con las particularidades de una pandemia que obliga a restringir al mínimo el proselitismo convencional e ir más a los medios y la redes sociales. Un reto desde todo punto de vista que pondrá a prueba la realidad del republicanismo en Colombia. Por una Asamblea Nacional Constituyente Republicana. LECTURAS RECOMENDADAS 1. Requisitos para una Asamblea Nacional Constituyente: https://www.asuntoslegales.com.co/actualidad/que-es-necesario-para-llevar-adelante-una-asamblea-constituyente-en-colombia-3041078 2. Implicaciones políticas de la Constituyente: https://www.ambitojuridico.com/noticias/general/constitucional-y-derechos-humanos/detencion-de-alvaro-uribe-reactiva-propuestas-de 3. Duque y la incoherencia con el uribismo: https://lasillavacia.com/silla-llena/red-caribe/la-traicion-de-duque-su-electorado-76715
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