Recordemos las palabras del gran Mariscal: “ahora deben retirarse del servicio activo las grandes palabras míticas de la Revolución Francesa, para dar curso a los nuevos vocablos representativos: Orden, jerarquía, disciplina, servicio, integración, gremio, justicia, Estado, imperio. Sobre todo, DIOS”.
Estas son las gloriosas palabras del tanque de pensamiento nacionalista, conservador y revolucionario. De un hombre nacido en Manizales que amó a su patria como ningún líder, que desafió el viejo programa del Partido Conservador sin miedo a perderlo todo, el primero en apoyar a Gustavo Rojas Pinilla y darle paso al progreso del país. Estamos hablando de Gilberto Alzate Avendaño, quien el 10 de octubre de 1910 emergió para construir el primer partido nacionalista en Colombia.
Alrededor de este extraordinario personaje, se construyó el mito del ‘Alzatismo’ como nueva corriente política a través de Los Leopardos: grupo de corte fascista que incursionó en la vida nacional para dar un contragolpe a la decadencia del liberalismo y el conservatismo. Gilberto Alzate edificó el corporativismo desde la óptica funcionalista heredada a Álvaro Gómez, en estas ideas metapolíticas cimentó el nacionalismo desde abajo, desde las reformas rurales y la participación sindicalista para un Senado corporativo.
Sus ideas inspiraron a las juventudes, fue un profeta de su tiempo y de España vio en el Falangismo la salida sindicalista a la que toda su vida le apostó. Fue esperanza colectiva para los colombianos, tanto así que su fallecimiento en 1960 fue conmoción nacional. Dejamos el siguiente texto de Gilberto Alzate, que resume con exactitud el espíritu aristócrata que siempre le identificó:
“Exploramos, tiempo arriba, los yacimientos históricos, buscando definiciones y pautas acordes con el genio propio, el carácter peculiar y el ritmo profundo de la república. Se ha dicho que todos los pueblos deben volver por épocas a sus orígenes. Nuestra política tiene ese signo de rectificación y retorno, que supera el ayer marchito, en pos de la historia mayor. Ella ha ido hasta el pensamiento de los libertadores, para rescatar su verdad olvidada. Abandonando las supersticiones y los extravíos de nuestros inmediatos predecesores, el movimiento nacionalista inicia un regreso a la auténtica colombianidad, a los valores intransferibles y las raíces genitales de la patria. Ese es el porvenir del pasado, la tradición vuelta destino”.
Gilberto Alzate Avendaño
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