Un mal llamado, listas abiertas

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Desde que se estableció el sistema electoral en Colombia, las listas abiertas se convirtieron en uno de los mayores nichos de corrupción en el país. La reiterada práctica de compra de votos, los “caciquismos” disfrazados en cifras exorbitantes para las campañas políticas y la fragmentación de los partidos, son el resultado de modelos abiertos donde prima la persona, antes que la institución.

En 2014 el Centro Democrático le apostó a las listas cerradas para Congreso, impulsadas por el presidente Álvaro Uribe, quien fue segundo en la lista al Senado (encabezando Paloma Valencia) pero quien era la figura más importante del partido.

En aquella ocasión el partido revelación liderado por el exmandatario obtuvo 39 congresistas (20 en Senado y 19 en Cámara), siendo el tercero con mayor representación, después del partido de la U que contaba con la maquinaria estatal y el tradicional partido Liberal.

Desde entonces, el Centro Democrático se consolidó como el mejor partido de Colombia cuando se habla de trabajo legislativo. Incluso sus contradictores han reconocido la disciplina, coherencia y la puntualidad de la generación del 14 -como popularmente se conoce a los congresistas de los CD elegidos en 2014-

Y es que no es para menos, durante estos 3 años todos han realizado una oposición seria, argumentada y propositiva a uno de los peores gobiernos que el país ha sufrido. La disciplina del CD, la defensa sistemática de los pilares uribistas y la puesta en marcha de más de 20 proyectos de ley y actos legislativos, han ubicado al partido en lugares de privilegio frente a sus semejantes.

Al Centro Democrático a diferencia de los otros partidos, presentar listas cerradas le garantizó conformar un equipo joven y proactivo en política encabezado por personas como: Paloma Valencia, Samuel Hoyos, Federico Hoyos, Santiago Valencia o Pierre García, todos por debajo de los 40 años y con un futuro prometedor. Con una característica particular, que muy poco se ve en estos días en los pasillos del legislador: ningún proceso por corrupción.

Por lo anterior, se puede decir que, nada sería más peligroso que unas elecciones donde los candidatos del partido Centro Democrático se presentaran bajo la modalidad de lista abierta, la cual históricamente ha demostrado su fragilidad a la hora de consolidar partidos, establecer posiciones y actuar de forma colectiva por un mismo objetivo.

El solo plantearse la idea de ir al Congreso con listas abiertas, ya genera división dentro de las toldas uribistas que de por sí, con la campaña de los precandidatos a la presidencia, ya se encuentran fraccionadas.

Si el partido tiembla con una contienda entre 5 candidatos, no me logro imaginar cómo será la división en las campañas legislativas.

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