"¡Que Dios Salve a Colombia!" diría cualquier persona en la situación que estamos, de desespero, y otra perla más a la corona de violación de la democracia interna y autonomía delibereante de las comunidades de los partidos políticos legalmente constituidos en Colombia. Liberales, conservadores, verdes, mi partido la ASI, el Polo, hasta las FARC, tienen ahora pugnas internas, que son tan fuertes que trascienden a los medios de comunicación, dejando aún más desprestigiada, la imagen de los partidos políticos ante el común, cultivando más el tercer producto de Colombia después de la coca y el aguacate: el abstencionismo electoral, respuesta política a esa nueva ideología muy colombiana del MEIMPORTACULISMO. El uribismo, después de tener ocho años el poder de Colombia, haber realizado unos aportes importantes en devolvernos la dignidad como Nación y la institucionalidad, ahora no pasa de ser una oposición inane y un personaje humorístico dentro del sainete del Gobierno actual, montado, en 2010 por los votos del uribismo.
Para nadie es un secreto que mucha de la base social fundacional del Partido Centro Democrático, al menos en lo que liderazgo juvenil y político respecta provienen del conservatismo colombiano, es decir, son militantes o fueron de las organizaciones juveniles del Partido Conservador Colombiano. Otras fuerzas políticas y ciudadanos libres han aportado en la fundación y construcción institucional del uribismo, pero sin duda alguna, los principios e ideas prácticas del conservatismo con sus matices y tendencias: desde el libertarismo antiestado traido en exportación junto a los Renault por Alvaro Gómez Hurtado de Milton Frieddman, Hayek y Mises hasta las tendencias histórica y nacionalista -esta última con la que me identifico- a la formación del uribismo, como algo más que unas ideas hechas sobre la marcha por un Álvaro Uribe y su equipo proveniente de unas simpatías con la "izquierda democrática" -tan democrática como la China de Mao, la Camboya de Pol Pot y la Albania de Enver Hoxna- y la nostalgia por el radicalismo liberal ateo, anticatólico, neopagano, gamonalista y constructor de nuevos privilegios clasistas, racistas y familiares, basados en el resentimiento y afán de enseñar la venganza y una promesa de volver al poder como un nuevo paraiso -principios que dieron principio a la crueldad de la Guerra de los Mil Días, la violencia liberal-conservadora que dió origen a un corrupto Frente Nacional y al terrorismo de guerrillas comunistas-. Culto a la personalidad, lealtad confundida con ausencia de sentido común y pensamiento crítico, fanatismo agresivo e irreflexivo en la discusión virtual y real, gerontocracia o gobierno de personas de edad que no permiten el ascenso de adultos jóvenes ni los jóvenes -como el círculo de algunos senadores uribistas no conservadores y algunos Presidentes honorarios del partido, entre ellos uno recientemente fallecido-. Ese sector que acusa a los congresistas de origen conservador, que defienden la industria ganadera, la minería y el petroleo, como "extremistas de derechas" y "auspiciantes del paramilitarismo" -cuando el capítulo del MOIR como impulsor de autodefensas en el sur de Bolívar y el Magdalena Medio aún no se ha contado-. Ese sector que me acusa a mí y a los periodistas de derechas críticos independientes sean uribistas o no de "santistas", "prepagos", "enemigos de Álvaro Uribe", "comunistas" incluso pasando del internet y sus letrinas a calumniar y agredir en las calles como ha sido mi caso, que fui agredido en dos ocasiones por empleados del uribismo en el recinto del Congreso. Esos que dicen que Alejandro Ordoñez es un "fanático religioso" e influyen en el empresariado antioqueño para que no sea financiad.o. Ese sector, como en las películas "La Purga" y su secuela "La noche de la Expiación", algunos que se creen más iguales que otros, mejores y más "uribistas puros" vienen por cualquier cosa que huela a cristianismo y a Caro y Ospina, PARA EXTERMINARLA POLÍTICAMENTE.
Yo, y otras personas que somos el "Club de Desertorers" nos salvamos, pero ustedes, lectores apreciados uribistas no militantes del Centro Democrático, uribistas conservadores, conservadores tradicionales, liberales independientes, liberales uribistas, liberales ingleses -sí, en Colombia hay católicos romanos de Tunja, por qué no habrá liberales ingleses de Barranquilla como el Senador Jaime Amín-, críticos independientes de derechas, republicanos, nacionalistas, socialistas moderados. Todos estos sectoresm que han dado su vida, juventud, integridad, seguridad, y esfuerzo por consolidar una doctrina e identidad de una etapa de la historia del país, deben estar dispuestos ahora en estas horas de noche con sol para nuestra supervivencia como parte de la democracia colombiana, en alzar la voz y unirse para no permitir que el conservatismo o conservadurismo colombiano y las derechas, porque, hoy se puede debatir, mañana, las armas digitales y policiales del Estado estarán en nuestra contra. El exilio, la vida vacía del común o ser cómplice serán el camino.
No me criaron para ser un arrodillado ni cobarde, otros que se las dan de valientes, están alistando pasaportes y bienes, y pueden ser uribistas más comodamente. Yo no. Me quedo a pelear, hasta el 20 de julio de 2018. Como los chinos nacionalistas en 1911 que lograron constituir en la milenaria China imperial una república moderna, digna, soberana por encima de una monarquia corrupta, atrasada y que servía para favorecer el colonialismo europeo a finales del siglo XIX; como nuestros veteranos de la Guerra de Corea; como el bando nacional en la Guerra Civil Española y el Batallón Azul enviado a combatir a la Rusia stalinista; como los soldados que defendieron a Santa Marta de un golpe de Estado en 1928 contra el presidente Abadía Méndez en el marco de la supuesta "Masacre de las Bananeras"; con los soldados del General Duarte Blum que volaron las torres de las iglesias del centro de Bogotá porque desde allí francotiradores frailes y liberales estaban disparando contra el Ejército y la población civil el 9 de abril de 1948. Ese espíritu de mi tío bisabuelo, Luis Alfredo Romano Armesto, líder conservador laureanista de Ocaña, Norte de Santander, asesinado en 1951 por el alcalde liberal por expresar sus ideas. Ese es el espíritu de la prédica en el desierto, y ahora, más que nunca, alzaré la voz.
Oscar Iván Zuluaga y Luis Alfredo Ramos, son víctimas no solo de la calumnia y persecución del Gobierno Nacional y sus brazos en la Justicia, sino también de quienes, por tener el poder dentro del propio uribismo, están dispuestos a dar el golpe de gracia contra ellos. Lamentablemente el comunicado del ex Presidente Uribe Vélez da a entender que lo ubicaron y se ubicó en el bando de la injusticia. Pero cometen un error: ni el conservatismo muere, ni el poder es para siempre. Toda la andanada que han sembrado contra el Gobierno de Santos Calderón, y esa institucionalización del golpismo, si Colombia tiene la desgracia de caer en sus manos, a Dios gracias no les va a durar los cuatro años. El Ayatolah Jomeini derrocó al Shá Resa Pavlheví en 1979, distribuyendo casettes clandestinamente en Irán con sus discursos y prédicas sacerdotales sobre el Corán desde su exilio en Francia. Tendrán que quemar y destruir internet, para
Derechistas de Colombia: ¿Qué esperamos para dar un Golpe de opinión? En el Nombre de Dios, recuperaremos un lugar en el mundo, para pensar, debatir y luchar por el pueblo de Colombia.
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