EXTERNADO DE COLOMBIA: UN HOMBRE FRACASADO QUE AMA A UNA UNIVERSIDAD
Mi relación y amor incondicional por el Externado nació hace casi diez años cuando me refugiaba en el campus alto de la carrera primera con calle doce de bajada de la sede de El Vivero donde está ubicada la sede de la Facultad de Medio Ambiente de la Universidad Distrital en los tiempos en que estudiaba administración ambiental en dicha institución cuando comenzaron las protestas contra la reforma educativa de la Ley 30 de 1992 que regula en funcionamiento de las universidades en Colombia donde, entre otras cosas el primer gobierno de Juan Manuel Santos se quería permitir la educación con ánimo de lucro entre otras cosas, generando el paro nacional y la movilización estudiantil más grande del país desde 1977. Esa movilización contrario a la historia retocada e inventada típica del relato de las alcaldías bogotanas del Polo y el petrismo, nació de sectores totalmente poco tradicionales y dominantes en la hegemonía socialista y comunista del movimiento estudiantil. Desde grupos indígenas hasta colectivos LGTBI e incluso grupos evangélicos lograron generar el éxito y fondo cultural de dichas movilizaciones, que la extrema izquierda a través de las organizaciones fachada de grupos terroristas y los aparatos de multinacionales del crimen ideológico como la Open Society decidieron invisibilizar creyéndose los dueños del discurso.
Ese campus en mi ascenso y caída político y profesional de la década pasada ese campus alto con sus jardines de flores, edificios clásicos de ladrillos, su hermosa biblioteca completa donde adquirí la cultura necesaria para afianzar mis principios, en su Instituto Constitucional Piedrahita, en muchos de sus egresados que han sido mis amigos cercanos y grandes mujeres a las que he querido como a nadie. Y las capacitaciones que he recibido de sus Facultades de Administración De empresas hoteleras y de Turismo, de Ediucación, del FIGRI, de Patrimonio Cultural y Derecho. El Externado, tanto en programas gratuitos como en capacitaciones pagadas.
En su personal de biblioteca, seguridad privada, docentes, estudiantes NUNCA sentí una palabra de discriminación y clasismo; NUNCA recibí rechazo. Grandes personas que viven la vida y la dura realidad de ser colombiano en la Colombia de hoy y la de 1886 y las que siguen en el tiempo hasta el presente con un justo medio entre realismo político y actitud de humor fino y dignidad. No quiere decir que no haya conocido malquerientes y gentes antiéticas que manchan ese campus, pero son minoría, tan ínfima que no van a cambiar mis sentimientos por la institución.
LA DEMOCRACIA UNIVERSITARIA COMO UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD EN LA HISTORIA DE COLOMBIA
Existe un odio gratuito hacia las universidades en Colombia. Algunos colegas y comunicadores identificados en este bando gaseoso mal llamado "derechas" o bien quieren prohibir la educación pública culpándola per ser del problema de la infiltración y dominio cultural progre-liberal y marxista; u otros que tienen agendas contra las instituciones. He leído a comunicadores que respeto en este medio diciendo que centros como la Universidad Nacional y la Universidad Externado de Colombia son "focos del terrorismo ideológico y la destrucción del país". Dichas afirmaciones son hilar muy fino, además de caer en el terreno de la calumnia y la discriminación gratuitas.
Hablar mal de la historia y antecedentes históricos y naturaleza de una universidad es ser ignorante voluntario de la democracia universitaria. Pedir por ejemplo que la Universidad de la Sabana prescinda en su orientación y principios dados por el Opus Dei es tan insensato como desconocer la naturaleza de los principios de la masonería en la Universidad Libre de Colombia fundada por un miembro de la Gran Logia de Colombia, el general Benjamín Herrera. No obstante, de decir que una institución tenga per se el objetivo de destruir al país y que todos sus egresados tengan esa meta, es algo incoherente y absurdo.
No obstante, el Externado tiene ahora en la elección del profesor Hernando Parra Nieto una oportunidad de oro para entrar en la democracia universitaria real que la Constitución liberal de 1991 dio como mandato y que tiene muchos defensores de boca, pero casi ninguno de hecho, y sus peores enemigos no son ni las FARC que no sesionó en la Asamblea Nacional Constituyente ni tampoco los que defendemos la Constitución de 1886 -ni siquiera los dementes que quieren revivir el engendro de Rionegro de 1863 y se hacen llamar "cristianos"-. sino aquellos que simplemente no aplican sino el liberalismo "clásico" colombiano, que no es el de Adam Smith ni el de Jeremías Bentham, sino el de todo liberal colombiano: prostitución válida, menos de mis hijas; tierra para todos, menos las mías; me gustan los pobres, pero no al lado mío.
El Externado nació en una coyuntura histórica determinada de enfrentamiento político entre los dos partidos tradicionales que concluyó en 1958 con la firma del Frente Nacional. No obstante, cuando la educación privada dejó de ser monopolio en el siglo XX de confesiones religiosas, llegó a serlo de familias poderosas vinculadas a esos mismos partidos y la pugna por el poder se volvió objetivo de la formación profesional para imponer socialmente las tesis doctrinarias, que en últimas son herramientas para llegar al poder.
Para que la Universidad Externado de Colombia se consolide y evolucione a ser la mejor institución privada de educación superior del país debe superar y renovar su lema de anticonservatismo a un lema propositivo, plural y que invite al diálogo; y esto solamente se logra entrando a la institución dentro de la modernidad -y la legalidad- de la democracia universitaria, permitiendo una renovación constante del mando directivo académico y administrativo para que nuevas tesis y productos de la cultura y creatividad realicen una aportación científica a una entidad que le ha aportado tanto al país en más de ciento treinta años.
HERNANDO PARRA NIETO: EL RECTOR CONSTITUCIONALISTA Y LITIGANTE
Es un orgullo, una lección de vida y una reivindicación del trabajo de los abogados litigantes del país que son un gran número. Y aunque muchos colegas digan que peco de soberbia, no comparto el triunfo de mi intuición con nadie. En 2018 y 2019 cuando empezó la crisis de la horrible noche de los dictadores de la paz que sucedieron al fallecido Fernando Hinestroza en 2012, dije que la mejor persona para ser rector del Externado y sanar las heridas internas era nada más y nada menos que el profesor Parra. Nadie creyó en esos comentarios cocteleros que hoy son una realidad.
El sentido común y el realismo político son la mejor arma para predecir el futuro.
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