Elecciones Ecuador 2021: ¿futuro económico de América Latina?

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Hoy 11 de abril se celebran las votaciones de segunda vuelta para elegir Presidente en Ecuador, donde existe la polarización entre el regreso al poder del movimiento socialista -con visos personalistas y capitalistas- del ex presidente Rafael Correa a través del candidato Andrés David Arauz o tomar el camino de un gobierno de derecha liberal con el empresario y banquero Guillermo Lasso -quien fue contendiente del actual presidente Lenin Moreno en 2016-. Es importante tener en cuenta el proceso electoral de nuestro vecino del sur para tener una perspectiva de la reactivación económica local y regional.

Esta contienda sin duda alguna, es una muestra de cómo los desarrollos electorales de alto nivel se han podido celebrar en los países occidentales pese a las diferentes dificultades que ha traído la adaptación a las nuevas normativas de comportamiento y conductas bioseguras.

República Dominicana, Estados Unidos, Malí, Venezuela y Bolivia celebraron elecciones presidenciales, parlamentarias y de autoridades locales pese a la parálisis e incertidumbre global frente a los primeros meses de la pandemia.

Ecuador y Perú serán los primeros  países en realizar elecciones presidenciales en América Latina en 2021, teniendo en cuenta que lamentablemente han tenido tasas muy altas de mortalidad en la región-el primero con 342 mil casos y 17.115 fallecidos en situaciones sanitarias complejas y el segundo con un millón 620 mil casos y 53.978 fallecidos en una de las cinco cuarentenas más largas del mundo-, sin contar con las crisis de gobernabilidad y credibilidad de las instituciones democráticas comunes en la región.

Analizar la economía ecuatoriana es complejo debido a que de los mandatarios que estuvieron desde principios de la década del 2000 con la corriente denominada “socialismo del siglo XXI” derivado del eje político alrededor de la Venezuela de Hugo Chávez y la riqueza descomunal de las reservas petroleras, con la que también contó Ecuador -un país de mucho menos territorio físico y por lo tanto de reservas disponibles y cuyas formaciones geológicas donde se encuentran los yacimientos son zonas fronterizas con otras regiones petroleras de Colombia y Perú.

Hasta la crisis de los precios del petróleo de 2014-2016, y con el crudo referencia WTI a más de 100 dólares, era fácil poder realizar un Estado de Bienestar para las clases populares de la sociedad, y garantizar mediante el asistencialismo -acompañado de un discurso de división entre “buenos” y “malos” para diferenciar los gobiernos socialistas de los predecesores, y casi nunca en los mejores términos-.

En este aspecto, Ecuador, pese a haber tenido un gobernante caudillista y personalista, es decir Rafael Correa, con un perfil de economista de profesión y además, educado en Estados Unidos hizo un poco las cosas diferentes en cuanto al discurso y la práctica en la gestión pública.

Se construyeron universidades públicas, carreteras, hospitales y se fortalecieron el deporte, la cultura, en especial los audiovisuales; así como la seguridad y defensa del Estado, con el superávit de los hidrocarburos.

Incluso, sectores socialistas, tradicionalmente proecologistas aplaudieron la decisión de contestar a la ONU frente a las presiones de no explotar yacimientos ubicados en reservas naturales, argumentando que su país necesitaba el dinero de las regalías y que si la comunidad internacional quería conservar esos ecosistemas, debía pagar al Ecuador por dicho concepto. Lo anterior, añadido a que tuvo siempre una relación tensa con los poderosos y tradicionales movimientos indígenas que en otras épocas llegaron a derrocar gobiernos, debido a no ceder en agendas a sus intereses.

Igualmente, la dolarización, producto de la desaparición del Sucre hace más de una década, ha hecho que se haya convertido en un destino favorable a la inversión y a la migración laboral debido a los salarios, no obstante, la inexistencia de la diferencia de cambio en las exportaciones, ha generado pérdidas en los exportadores y el comercio bursátil como sucede en las transacciones en la mayoría de monedas latinoamericanas.

Los retos que tendrá el nuevo mandatario del Ecuador, que esperamos que con luces y sombras que puede tener todo gobierno democrático, en el tema económico sea sensato en llegar al justo medio entre preservar la salud financiera y diplomática del país.

Aquí está en juego encontrar un modelo de gobierno y finanzas públicas que se adapte a la Nueva Realidad que puede ser un espejo positivo para toda la región de ser exitoso, e incluso replicable en medio de tanta polarización dañina de ambos extremos ideológicos.

La democracia, la economía y la salud son compatibles siempre. Deseamos lo mejor para Ecuador

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