Después de digerir y tratar de comprender los resultados del plebiscito (por el SI, cerca de 6.375.000, por el NO, cerca de 6.431.000) se puede apreciar una sociedad dividida, polarizada, partida en dos. Dos medias Colombias que no comprenden a la otra mitad, dos medias Colombias que creen tener la verdad frente a la otra mitad, dos medias Colombias que se apartan cada día más una de la otra, dos medias Colombias que encuentran las excusas y argumentos suficientes para herirse, atacarse. Etc. Ah sido una tiste constante en nuestra historia: Liberales – Conservadores, Guerrillas – Autodefensas – Estado, y ahora Uribistas – Santistas.
Sin embargo, desde las mismas entrañas de esta división, los colombianos por primera vez, en su mayoría se centraron en un debate pacifico, para hablar de Paz. Jovenes, partidos políticos, actores del conflicto, colombianos en cada esquina y en cada calle de nuestro país, así como en cada rincón del mundo, debatieron para tomar posición, SI o NO, en un proceso inédito, ya que lastimosamente, en casi toda nuestra historia, hemos resuelto nuestras diferencias con sangre y con muertos.
Pero, este proceso desde el principio fue diferente. Los colombianos por primera vez estuvimos a la altura, y encaramos las diferentes posiciones sobre la forma, ya que en el fondo había un mismo anhelo, hacia un valor superior, hacia un interés nacional, ese sueño de todas nuestras generaciones, La Paz.
Sin duda, la medias Colombias que votaron en el Plebiscito, una por el SI, y la otra por el NO, por primera vez están de acuerdo, por primera vez, miran hacia el mismo objetivo, empero, líderes políticos irresponsables se han encargado de encarnar falsos dilemas en cada una de estas medias Colombias, engaños que pretenden disuadir y presentar a los que quieren paz y a otros la guerra. Es imperioso que los colombianos nos reconciliemos con nosotros mismos antes de emprender cualquier proceso de Paz.
La paz no se puede construir con una sola mitad de nuestro país, se necesitan las dos, y el resultado del Plebiscito es muestra de ello.
Hoy nace un grandioso proceso, en el que la división entre las dos Colombias desaparece y empezamos entre todos, unidos, a construir un consenso alrededor de La Paz, es nuestro momento, y estemos seguros, que si encaramos con honor este desafío, enfrentando entre todos al verdadero cáncer de nuestro Estado, la corrupción, encontraremos La Paz.
Persiguiendo el significado de la verdadera Paz, es absolutamente necesario lograr que en nuestro país no mueran más personas de hambre, que todos los niños y jóvenes tengan acceso a educación de calidad, que la salud no sea un privilegio si no realmente un derecho, que el empleo sea una realidad y no una fortuna, males causados por la politiquería y la corrupción.
Hasta que en nuestro país no disminuyamos sustancialmente todas las injusticias sociales, no tendremos Paz. El domingo 2 de octubre de 2016, dimos el primer paso, nos espera un camino lleno de dificultades, pero sin duda, encontraremos la formula que garantizará una mejor Colombia, una Colombia incluyente y en Paz.
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