Convención Centro Democrático 2016: ¿cara y sello del poder establecido dentro de la oposición?

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El reciente juego de los acontecimientos sucedidos: la indecisión entre la abstención y el apoyo a la opción del No por parte de facciones internas de congresistas del Centro Democrático, el eventual arribo del ex presidente Andrés Pastrana, y la casi desapercibida renuncia de Oscar Iván Zuluaga a la Dirección Nacional del Partido, que abre el viejo capítulo de 2014 en que sale a flote su pugna con el senador José Obdulio Gaviria, quien no se ahorro calificativos en contra de su gestión. Las diferentes precandidaturas no las comentaré en este artículo, ya que sería irresponsable hablar de algo que solo el desarrollo del tiempo puede desarrollar. El asunto es analizar, las posibilidades que tiene en frente, más que el uribismo -militantes o no en el Centro Democrático-, en la mal llamada "centro" derecha de Colombia. Estas, curiosamente han sido hechas por analistas de izquierda, pero que no son incoherentes y tienen sentido para el objetivo del análisis: TRIUNFO DEL NO Por iniciativa y trabajo del Centro Democrático: El Partido Centro Democrático hasta ahora es la única colectividad política en Colombia que es opositor al Plebiscito y en general al desarrollo de los diálogos de La Habana entre el Gobierno y las FARC, esto claramente es un punto de referencia importante tanto para las críticas, como para el atraer militantes nuevos -como ha ocurrido en regiones como el Valle del Cauca en la jornada de recolección de firmas para la demanda de inconstitucionalidad del Acto Legislativo para la Paz-, provenientes de sectores rurales sin filiación política y de bases disidentes del Partido Conservador, dada la evidente división ideológica frente al proceso de paz. Esto del todo no es una ventaja, el Partido tiene que realizar muy buenas inversiones económicas, evolucionar el discurso a un estudio argumentativo fresco de los porqués de votar No, ya que los clásicos argumentos están siendo desmentidos por la publicidad tanto gubernamental como los circuitos académicos y los mismos medios de comunicación. Aparte, ya que se realiza un ejercicio donde están prohibidos los logos partidistas en las dos campañas, debe existir por parte de los directorios regionales una organización y coordinación de los comités promotores para el orden, la distribución equitativa de financiación, logística y material electoral. De ganar el No, por trabajo organizado y contabilizable del Centro Democrático, en lo que a la pugna Zuluaga-Gaviria, -o Alicia Arango-Arbelaez o dirección nacional modo junta directiva vs. cuerpo colegiado político cerrado-, quien primero de el grito de triunfoy "se deje ver" en la campaña, tomará facilmente el triunfo, ya que las bases estarán contentas y no habrá espacio para pugnas, porque le habrán ganado al "enemigo mayor" que es el Gobierno. La cosa es que fue el senador Gaviria quien prácticamente preparo el camino a Juan Manuel Santos para llegar al poder mediante el uribismo. Es decir, si el neogavirismo -para evitar confusiones con el promotor del Plebiscito por el Sí, el ex presidente Gaviria- triunfa, ¿habrá otra vez una continuidad del santismo en cuerpo ajeno? Sin intervención del Centro Democrático: Si sigue sucediendo lo mismo que motivó el fracaso electoral de 2015 en las elecciones regionales -así muchos digan que no fue fracaso-, como maltrato y clasismo con lso candidatos, alianza con poderes hegemonicos regionales, poca claridad en los aportes financieros y coordinaciones, desorden en la coordinación, los sectroes de derecha bien sea disidentes del Centro Democrático o sin relación alguna con el uribismo -incluso en contr- por primera vez en la historia colombiana podrán hacerse contar electoralmente como fuerza política: sectores agraristas en contra de la restitución de tierras, comunidades indígenas en contra de la influencia de las FARC en sus territorios, iglesias protestantes evangélicas, comunidad judía, movimientos urbanos afines al protofascimo -académicos y de grupos subculturales de calle-, militares retirados y familias de activos, bases de comunidades de universidads públicas y privadas que están contra la hegemonía cultural y política de la izquierda y el comunismo, empleados públicos en oposición silenciosa al Estado, sectores anarquistas e independientes; e incluso sectores independientes y gremiales que han sentido perjuicios por medidas económicas y sociales impopulares del Gobierno: camioneros, conductores, distribuidores de gasolina, vendedores ambulantes, recicladores, madres comunitarias, docentes escolares fuera del circuito sindical FECODE, etc. Estas bases no han sido contadas electoralmente, pero que al unirse sin querer generan grandes mensajes contundentes políticos. De ganar el no bajo esta modalidad, de todas manera el Centro Democrático y Alvaro Uribe querrán capitalizar el triunfo políticamente y el sector de José Obdulio Gaviria -tal vez Ivan Duque o Carlos Holmes Trujillo- sean los ungidos para candidatura presidencial. El sector conservador del partido, tendrá en la nueva fuerza un argumento para contratacar a los liberales-izquierdistas, e incluso un lugar donde ir a dar la lucha electoral de 2018. Claro esto es posible si existe el liderazgo suficiente de nuevas bases para formar un movimiento político AUTENTICAMENTE DE DERECHAS. TRIUNFO DEL SÍ Pese a la existencia de dos campañas del Sí: la oficial del Gobierno y la del Sí del Frente Amplio por la Paz -unión de partidos y movimientos de izquierda y centro izquierda en torno al apoyo de la firma de los acuerdos de La Habana-, evidentemente tendrá mayor opinión pública, publicidad, recursos económicos gubernamentales, internacionales y privados,la ventaja organizacional a nivel nacional será mas sencilla que la de la oposición. No obstante, la división en dos campañas, en torno a la impopularidad del Presidente Santos en otros temas de la realidad nacional fuera de la paz, no será garantía del voto positivo de la población en muchas regiones, que se puede ver opacado, con las intervenciones en congresos y "jornadas pedagógicas" armadas de las FARC en regiones del país, y el constante conocimiento de noticias de escándalos de corrupción. El Sí tiene la mesa servida, pero no tiene las elecciones ganadas así sea desde el Poder que es impulsado. De ganar el Sí, el uribismo será unido por la desazón de la derrota y no sabemos que caminos tome dicho sentimiento y a que consecuencias llegue, ya que el uribismo ha sabido acomodarse de un discurso radical a una mutación de concesiones para no estar "fuera de onda" en la paz, ya que ser llamado "enemigo de la paz" es algo muy fuerte. Aquí vuelve el escenario, pero mucho más violento en que la facción neogavirista, tomará la vocería radical del Partido desplazando de manera incluso arbitraria a los conservadores, y siendo los guardianes de la interpretación del uribismo, será el escenario para que el fanatismo de la derrota, sumado a una que otra movilización social, algún asesinato, un acto terrorista -incluso auto atentado- prenda un polvorín de consecuencias que no mediriamos. Una paz mal hecha nos llevará a la violencia urbana. Una oposición dirigida por el hambre de poder y el sectarismo político del liberalismo radical fanático y la izquierda solapada, nos llevará a lo mismo. Que el Dios de la Colombia Independiente y la República Cristiana nos salve. @armesto1989 Correo: nuevopodereditorial2016@gmail.com
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