¿Viva el Nuevo Poder?

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Decido quedarme en mi casa, conmemorando el Día de los Amigos de manera silenciosa viendo la televisión internacional donde se muestra la conmemoración del Día de los Amigos en casi todo el mundo occidental –excepto en Colombia donde por temas comerciales y la influencia de Bavaria se envía al mes de marzo coincidiendo con la fiesta de San Patricio de Irlanda que es el Día de la Cerveza-, mientras que aquí, de manera irrespetuosa por la historia y las diferentes emancipaciones regionales se toma el 20 de julio de 1810 como fecha de la Independencia. Ya la historiografía colombiana, pese a su crónico catarro izquierdista, ha madurado lo suficiente para entender que los procesos de sublevación generados durante el dominio napoleónico en España en América, en especial en nuestras tierras casi nunca fueron procesos populares, sino de las élites. Algunos afirman incluso que no hemos salido de la Colonia, que los descendientes de los conquistadores criollos, solamente quisieron quitarse de encima a la monarquía ibérica y gobernar a sus anchas, mutando y financiando una sangrienta y entreguista guerra de independencia. Pero claro, la mitificación y deificación de la imagen de Bolívar es tan grande que tanto el comunismo más radical, como la línea histórica laureanista conservadora –que predomina su visión actual y que ha estancado su desarrollo político e intelectual al menos treinta años-.

La majestad del Congreso Nacional ha sido ayer apabullada por un terrorífico unanimismo que delezna la autonomía legislativa. Pero no hablaré del abuso de poder regional al por ejemplo estampar en la pantalla del Canal TRO –canal regional de Santander y Norte de Santander-, el logotipo del Sí en el Plebiscito, ni de la liberación de palomas y mariposas en las plazas, las flores blancas y letreros en el Salón Elíptico de la Cámara de Representantes; no, eso no es preocupante, lo que asustan son los treinta y nueve letreros del luto, las banderas negras de las marchas fallidas que intentaron formar el Cerco de Bogotá en Bogotá en la Calle 13 de la entrada de Fontibón que terminaron en agresiones desmesuradas de la Policía Metropolitana contra los asistentes y la impunidad total para los infiltrados y vándalos de oficio, que tienen por empleo, lo mismo asesinar en nombre del Che Guevara o en nombre de las banderas negras calenturientas hechas y diseñadas por los vampiros de energía de odio en Twitter y Facebook, que cobran grandes contratos en la Secretaría General del Senado de la República –investigación que pronto realizaremos-.

La ira, el hambre y la soledad son las peores consejeras de un ser humano, las tentaciones que habla la Sagrada Escritura principalmente se basan en el triunfo de la razón y la inteligencia sobre los instintos animales que nos impiden una felicidad plena y el respeto hacia los demás. Y cosas como las banderas negras o infiltrar una intentona de revuelta popular en una de las principales vías de la capital, es precisamente un resultado del mismo escenario. Descendientes de los conquistadores y de sus criollitos de la Independencia, o simplemente gente que se ha hecho rica mediante el imperfecto sistema capitalista colombiano en un vertiginoso crecimiento de la clase media que fluctúa entre bajas y altas, sube y escala entre modas que es lo que rige la política local –no ideologías-, que terminan en matrimonios de conveniencias o en el reparto de los bienes, riquezas y espacios ciudadanos de trabajo que el Derecho de Guerra –o Lealtad Política- y la capacidad otorgan mediante el entramado estructural del Estado y sus apéndices.

Este es un semestre de definiciones, que es un estado a que todos llegamos en la vida, definirnos quienes somos y donde queremos estar. La Colombia Independiente y la República Cristiana no deben dejarse seducir ni por el oropel de espejismos publicitarios pagados con los recursos públicos ni tampoco por el destilado de veneno que surge de la internet de mentes obscenas, que no sabemos hasta donde llegarían si tuvieran una minucia de poder –de algunos ya se sabe en el Congreso-. La Nación sabe cuál es la posición moral a seguir, pero no debe descuidar su deber fundamental de proteger y hacer funcionar lo que queda de sus instituciones. En esta nueva etapa, el espacio de opinión y de investigación periodística y de control ciudadano, deben constituir una fortaleza para los medios de comunicación independientes que se gesten a partir de este momento. Colombia si no hace que su ciudadanía despierte, quedará en un sándwich entre el totalitarismo socialista de los países vecinos o en la consolidación sucesiva de élites que mantengan el status quo de los descendientes de los criollos y los conquistadores.

Twitter: @armesto1989
Correo electrónico: elnuevopode2016@gmail.com

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