Antes de comenzar, quiero hacer el anuncio de lanzar en próximos días el análisis detallado de las matrices de odio y "voltiarepismo" por parte de la Silla Vacía en cuanto a sus opiniones sobre el Nuevo Gobierno...como decian en una de las películas sobre la mafia italiana El Padrino: "todo ser humano tiene su precio, pero el hambre hace que el precio baje mucho". Hay temor en los circuitos bogotanos mamertos culturales y económicos -porque en un comunismo político real no podría existir ese tipo de medios y personas que quieren ser el faro laico-ateo de "valores" morales sociales-.
Es curioso que en estos tiempos donde Soros puede imponer como viceministra de Relaciones Exteriores de Colombia a la relacionista pública de su Fundación Open Society; que los mass media quebrados como Grupo Semana -con nombres sonoros se disimula mejor una quiebra, que en el caso de dicha editorial según fuentes confiables llega a los 10 millones de dólares- imponen al Jefe de Comunicaciones de Prensa y al Director de Discursos de Presidencia -cuyo segundo apellido parece sacado de un episodio de Bob Esponja y ex columnista en LA SILLA VACIA, principal medio financiado por Soros en Colombia-, haya tanto miedo por los enemigos de la sociedad colombiana y sus valores fundamentales sobre que puede acabarse su reinado y la complicidad y condescendencia por parte del Nuevo Gobierno.
Ellos saben que si no logran empoderar a sus colectivos académicos, de opinión, o utilizar pronto las redes urbanas de grupos terroristas como el ELN y estructuras de FARC aún activas delincuencialmente, no podrán frenar el instinto patriótico y de progreso de diferentes grupos sociales del país que no van a permitir que continúen los abusos, saqueo e impostura cultural e institucional de estas personas frente a la cultura y expresión nacional.
Puede sonar conspirativo, pero puede ser casual que los golpes de Estado más sonados en la historia independiente de Colombia hayan ocurrido en las décadas de los cincuenta de los siglos XIX y XX, tal como lo ilustran el ascenso del Presidente de facto General José María Melo en abril de 1854 y del General Gustavo Rojas Pinilla en junio de 1953, cuyo ascenso se dió contra totalitarismos contra la población colombiana, las Fuerzas Armadas y el sector productivo nacional respctivamente por parte de los gobiernos de José María Obando y Laureano Gómez. La sociedad colombiana y su sector productivo no se van a caer por una figura en el Palacio de Nariño, ni por el saqueo sistemático ratificado en los últimos ocho años.
De algo pueden estar seguros los influenciadores y opinadores de pacotilla impuestos por los grandes grupos económicos: que no los soportamos más como sociedad ni en nuestros radio, pantallas, internet y en nuestras vidas y en las de las nuevas generaciones. A Colombia no le gusta el colonialismo extranjero, el clericalismo ateo -como el de Camila Zuluaga que es la versión atea, feminista y americanizada de los Ayatolas iraníes-.
El país político institucional y el país social hace años salieron de la ceguera, más o menos después del 7 de sgosto de 2002...
@armesto1989