Feliz Año 2018. Otra vez yo, ya llegué a pelear.
Existe un refrán popular sacado de un versículo bíblico, donde dice que "con la vara que midas serás medido". Un racero es un utensilio, concretamente un cuenco o vasija con que se miden los pesos de granos para vender o usarse en las labores de cocina. Ese es el tipo de apellidos que en heráldica hispana provienen de objetos, el apellido Racero. Apellido del candidato David Ricardo Racero Mayorca, aspirante a la Cámara de Representantes por Bogotá, por las listas de la Coalición de la "Decencia" -donde pertenece mi partido la ASI-, en representación del Progresismo del ex alcalde y candidato presidencial Gustavo Petro. Esto último es muy evidente tanto en su estilo patentado en Colombia y América Latina de reconstruir odios del pasado, tomar el resentimiento y construir revoluciones para que después los pueblos supuestamente "oprimidos" por un enemigo o existente exagerado en poderío y maldad o inexistente apocaliptico, sean oprimidos por los mismos que antes los oprimian autoproclamandose sus "representantes". Vieja táctica de las élites desde las independencias prematuras de España en el siglo XIX, como en Colombia lo hizo el liberalismo con el resentimiento por el fin del gobierno de la Constitución de Rionegro (1862-1886) con el terrorismo y el discurso resentido antes, durante y después de la Guerra de los Mil Días (1899-1902) desde Rafael Uribe Uribe hasta Jorge Eliécer Gaitan, sin contar el ingreso del socialismo y el comunismo al país con sus componentes sindical y guerrillero. Pacto de élites republicanas para someter al pueblo.
Esas élites tienen sus chivos expiatorios, que hacen una supuesta "oposición" desde la opinión pública y el destruido y decadente trabajo de los congresistas en el Parlamento -salvo contadas excepciones- de hablar de lo divino y lo humano, y calentar los oidos y las barras de los aúlicos y vividores de la política, la clientela y los cortesanos -porque la opinión pública colombiana no cree ni en el Congreso, ni en los partidos políticos ni en la justicia-, para ser apoyados en el reality show de otro período parlamentario, una alcaldía, una gobernación o la Presidencia. En esto han sido los reyes Jorge Enrique Robledo y Gustavo Petro. Esté último, tiene un discípulo que le supera como maestro: David Ricardo Racero Mayorca.
Comencemos esa historia de adelante hacia atrás. Los contratos del gobierno Santos para los promotores y áulicos de su denominado proceso de paz con el grupo terrorista FARC, dió buenos frutos a los sectores políticos "decentes e independientes" que votaron por el en 2014 "solo por la paz" y acentuando la propaganda sucia contra el doctor Oscar Iván Zuluaga. Como se puede ver en la página de Contratación Pública del Estado Colombiano su contrato con el Departamento Administrativo de la Función Pública -entidad adscrita a la Presidencia de la República que regula la contratación y cumplimiento de funciones de los empleados públicos del país-, para esos objetivos heteros que circulan por la literatura mamerta de foros y congresos: "Prestar los servicios profesionales en la Dirección General, para apoyar la ejecución de la estrategia de pedagogía y construcción de paz en el territorio, en el marco del Proyecto de Inversión ¿DESARROLLO DE LA CAPACIDAD INSTITUCIONAL DE LAS ENTIDADES PÚBLICAS DEL ORDEN TERRITORIAL" en el Contraro 071 de 2016, ejecutado de febrero a agosto de dicho año, antes del proselitismo vulgar y abusivo del Estado por la opción del Sí el 2 de octubre:
https://www.contratos.gov.co/consultas/detalleProceso.do?numConstancia=16-12-4804980
Nuestro Mesías, Racero de la Moral colombiana, quien fuera candidato a Edil por la localidad de Chapinero enlos comisios de 2011 donde Gustavo Petro ganaría la alcaldía de Bogotá por la división en cuatro candidatura de las derechas colombianas sumado a una abstención histórica dado el descontento por la corrupción desatada en el gobierno de Samuel Moreno Rojas. Fue recompensado por el petrismo con una "chanfaina" burocrática en la administración de la "Bogotá Humana" como Subdirector de Juventudes de la Secretaría de Integración Social bajo la dirección del vocero del petrismo en la campaña del Sí, alcalde encargado y calumniador de oficio Jorge Rojas -coautor con el senador Iván Cepeda del libro A las puertas del Ubérrimo donde se difama al ex presidente Álvaro Uribe Vélez y se reescribe la historia del departamento de Córdoba-.Allí, desarrollo sus estudios de Maestría en Estudios Económicos en la Universidad Nacional de Colombia, misma institución donde haría su pregrado como filósofo. Lo curioso es que ha combinado ese sello colombiano del arribismo en todo, ese "¿usted no sabe quien soy yo?", ese sobrino de César Gaviria que todos llevamos dentro, dentro de sus papers académicos, tratando de fusionar a Amarthya Sen -puro socialismo sincretista con dogmas hinduistas y budistas- con las tesis del Nuevo Comercio Internacional y la Nueva Economía del Premio Nobel Paul Kraugman -sin el que no se puede ni entender ni estudiar al magnate progresista George Soros ni al Nobel de las Economías de la Tercera Vía Joseph Stiglitz-. Mejor dicho, como diría el profesor y director por más de 15 años de la Editorial de la Universidad de Caldas Pablo R. Arango: "puras elucubraciones sobre el viento y la maternidad de las nubes para subir puntajes en el sueldo". Ese es uno de los peligros del relativismo académico absoluto como regla en las ciencias sociales. A continuación, queda para ustedes lectores la prueba reina de esto: un artículo de 2015 para una revista académica de la Universidad Santo Tomás donde firma como funcionario con cargo y su tesis de grado para la Maestría de Estudios Económicos para quien quiera reir, debatir o dormir:
http://revistas.usta.edu.co/index.php/cife/article/view/3128/3109
http://www.bdigital.unal.edu.co/9894/
Supongo que como le fue mal en la academia -no hay registro de más escritos académicos recientes-, se lanza en 2015 para el Concejo de Bogotá por el Progresismo, que apoya en coalición a Clara López Obregón, perdiendo para convertirse en la tercera votación a la Alcaldía y sacando un concejal, el ex director de Canal Capital y periodista Hollman Morris (25.651 votos), siendo el segundo en la lista abierta del movimiento, no saca ni la cuarta parte del ganador (4.074 votos). Se dedica a la burocracia y llega al año 2017 creando un grupeto denominado Actuemos, donde con genealogías en mano, cuan historiadores de rancio abolengo, han realizado una campaña de desprestigio que siguen como estrategia de campaña llendo por el transporte masivo de Bogotá o Transmilenio, contra los políticos de los partidos Liberal, Conservador, de la U, Cambio Radical, Opción Ciudadana, Libres -partido de orientación cristiana fundador por el ex director del Fondo Nacional del Ahorro Ricardo Arias y el concejal de Bogotá Emel Rojas- y el Centro Democrático. Para que los lectores que quieran comprobar su complejo de inferioridad y obsesión casi fascista o staliniana por el delito de sangre, por favor observen su página de internet o sus redes sociales para que vean su campaña de escarnio, ya rallano en la ilegalidad por muchas veces hacer conexión de hechos sin fundamento legal o descalificando sin pruebas. Solo por dar un ejemplo, lo dicho contra la candidata al Senado del Centro Democrático Ruby Chagüi Splat y su familia da repulsión y asco por bajo y por el desconocimiento de las leyes de inhabilidades e impedimentos para aspirar al Congreso.
https://davidracerom.wordpress.com/
Como dije al principio de esta columna. Esto no es un ataque personal, es una protesta como columnista, promotor político y militante de la ASI, partido miembro y garante de la Coalición Decente, contra personas que opacan y realizan actos antiéticos, pero que no proponen nada para el mejoramiento de la ciudad. No he escuchado ni leido una propuesta de este candidato para los múltiples problemas de Bogotá, aparte de decir que Uribe, Santos, Vargas Lleras y otros son corruptos o repetir la perorata populista de Petro, a la que mi Partido, en cabeza del concejal Juan Carlos Flórez hizo una oposición limpia, objetiva y científica. Es tan indigno, que hasta los candidatos a la Cámara de Bogotá de las FARC me parecen hasta buena gente. Al menos tienen un programa de país y ciudad, perverso y nocivo -que combatiremos en las urnas- pero tienen programa e ideas.
El hablar mal de los demás, la propaganda negra, la calumnia, el miserablismo, la quejadera no pueden ser más el rector discursuivo de nuestro país. Una muestra de renovación de la política es que estos vividores y faltos de creatividad NUNCA TENGAN EL VOTO POPULAR. La Coalición tiene mejores candidatos a la Cámara, y existen otras opciones en otras colectividades.
En lo único que tiene razón el candidato Racero es en que antes de votar hay que mirar por quién. Aquí, le doy a la ciudadanía, las bases de que sepan quién es usted, para que NI POR EL CHIRAS BOTEN EN VOTO A LA BASURA POR USTED.
¡Pobre Bogotá con estos candidatos que le tocan!....
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