Estuve pensando en medio de tantas noticias que se mantuvieron en la agenda esta semana sobre qué escribir: Jorge 40, el caso de Álvaro Uribe, la apertura de la línea, el fin de la cuarentena y el adaptarnos a la “nueva normalidad”, entre un sinfín de temas más. Sin embargo, me parece que tomarnos hoy una píldora de la memoria no estaría mal.
La Real Academia de la Lengua Española (RAE) define masacre como la “matanza de personas, por lo general indefensas, producida por ataque armado o causa parecida”. Esta palabra no es nueva en Colombia, es el “pan de cada día” desde hace más de 50 años; la evidencia, es el informe presentado por la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en el cual se determinó que en Colombia hay un “nivel de violencia endémica”. Por ejemplo, en 2019, se registraron 36 masacres, en las cuales murieron 133 personas, la cifra más alta registrada desde el 2014. ¿Quiénes han sido los causantes? Los grupos criminales como el Clan del Golfo, el ELN, las FARC, Los Caparros y, recientemente todos los GAO-r, quienes han atentado principalmente en departamentos como Cauca, Antioquia, Arauca y Caquetá.
Píldora 1, en la madrugada del 23 de enero de 1994 en La Chinita, Apartadó (Urabá Antioqueño) hubo una balacera producida porque las FARC creían que allí estarían Dario Mejía y Anibal Palacio, principales líderes del Epl. Y, no era nuevo, ya que entre 1994 y 1996 se registraron 18 masacres, 763 ataques y más de 2 mil ataques a excombatientes de este grupo. Ese día, fueron masacradas 35 personas a manos del Frente 5 de las FARC, el cual estaba bajo el mando del jefe guerrillero Joverman Sánchez Arroyave, alias “Rubén” o “Manteco”.
Píldora 2, ¿los protagonistas? El ELN, quienes traspasaron fronteras la noche del 25 de febrero de 1995, masacrando a ocho infantes de marina (cada uno con más de 17 impactos de bala, gargantas cortadas y extracción de la lengua), dejaron cuatro heridos y tres desaparecidos. El suceso se presentó en el caño de Cararabo (Apure), frontera con el Vichada, lugar donde hombres del frente Domingo Laín, al mando de alias “Alexis” atacó el puesto militar custodiado por 31 infantes de la marina venezolana. Parece que no solamente algunos colombianos tienen mala memoria, pues hoy este grupo narcoterrorista es uno de los mayores aliados de Nicolás Maduro (es su brazo armado), mandatario que aún conociendo estas atrocidades, prefiere apoyar el crimen, que defender a sus compatriotas.
Píldora 3, hace 22 años, en la madrugada del 18 de octubre de 1998, el ELN atacó el oleoducto Cusiana- Coveñas, produciendo un incendio y dejando como saldo 84 personas muertas (incluyendo niños) en el corregimiento de Machuca en Segovia (Antioquia). Como las casas eran de madera, el fuego se expandió con rapidez y el calor hizo que los habitantes se asfixiaran hasta morir.
Píldora 4, el 22 de mayo de 2001, el extinto frente 58 de las FARC, al mando de Rodrigo Londoño Echeverri alias “Timochenko” (actual “honorable senador”) y Luciano Marín Arango alias “Iván Márquez” en la región del Manso, en Tierralta (Córdoba), masacraron a 22 personas, las cuales obligaron a arrodillar a orillas de un río y las degollaron, las víctimas no superaban los 25 años.
Finalmente, la píldora 5, la Masacre de Bojayá, sucedió entre el 20 de abril y el 7 de mayo. El enfrentamiento se dio entre los guerrilleros del bloque José María Córdoba de las FARC y los paramilitares del Bloque Élmer Cárdenas, los primeros, lanzaron una pipeta de gas llena de metralla, la cual cayó en la parroquia, donde se refugiaban más de 300 personas. Allí, murieron 98 personas, hubo 79 víctimas (48 menores) y 13 más murieron durante el combate criminal. Cabe resaltar que alias “Vicky” quien era el comandande de los guerrilleros sabía que los civiles se encontraban en la iglesia y aún así ordenó el ataque.
Yo, que no tengo más de dos décadas de edad tengo muy presente el dolor de todos estos colombianos, tengo grabadas las imágenes de los terroristas que no les importa seguir haciendo derramar sangre inocente, todo para conseguir su propósito: llegar al poder por medio de diferentes tipos de lucha. Es increíble que Colombia sufra de tanta amnesia, que celebre el hecho de que guerrilleros que participaron evidentemente en estas y otras masacres hoy estén ocupando curules en el Congreso y se conformen con un “lo siento” ante la JEP, que juzguen a quienes protegen nuestra soberanía y coloquen sobre el gobierno de turno toda la culpa. ¡A mi no se me olvida, espero que a usted estas 5 píldoras le hayan hecho recordar también, puede tomarlas con agua o con un buen trago de whiskey, porque no son nada fáciles de digerir!