La consultoría política, nace de la imperiosa necesidad que tienen los candidatos, los partidos políticos y los gobernantes por sensibilizar al electorado, visibilizar su mensaje, adherir simpatizantes a sus causas, lograr movilizar masas, generar el posicionamiento de su marca política y, por supuesto, lograr la victoria electoral.
Sin embargo, no todos los que dicen llamarse “consultores políticos” lo son; algunas personas creen que dicho título se obtiene con la aprobación de un curso, diplomado, postgrado, entre otros. Si bien es importante la formación académica, esta no es suficiente para forjar a un verdadero consultor político, puesto que la experiencia también se convierte en un requisito fundamental para obtener tal distinción.
El Marketing Político, como fue conocido este quehacer, se definía como “un método para hacer buenas campañas” (Luis Costa Bonino). Sin embargo, esta disciplina fue tomando forma propia y no solo se identificaba dentro del campo del mercadeo o de la comunicación convencional, sino que comenzó a fundamentarse de otras ciencias sociales y políticas, tomando componentes de la psicología, la sociología, la comunicación, la publicidad, la administración, el derecho, la alta gerencia, entre otras.
La asesoría política al presentar más desavenencias que afinidades con el marketing comercial se fue desligando poco a poco del nombre “marketing político” y en su lugar adoptó la denominación “comunicación política” para posteriormente identificarse como “consultoría política”, toda vez que no solo buscaba el posicionamiento de una marca por encima de las otras, ni se trataba meramente de lograr una buena comunicación entre el candidato y el elector.
En este orden de ideas, no era apropiado resumir el ejercicio de la consultoría política a los campos solo del mercadeo, la publicidad o la comunicación – así actualmente se caiga en esta imprecisión – puesto que su fundamento interdisciplinar nutre de manera eficiente una campaña electoral o un Gobierno para lograr las metas propuestas.
La consultoría política es entonces aquella disciplina transversal que tiene como objeto de estudio los procesos electorales durante cuatro tiempos o fases (electoral, preelectoral, electoral y post-electoral o de gobierno) para ello se apoya de las herramientas que le brindan otras disciplinas o ciencias como la comunicación, la publicidad, el mercadeo, las ciencias políticas, la investigación, las ciencias jurídicas, la administración de empresas, la psicología, entre otras.
La “Consultoría Política”, mal llamada también “Marketing Político” se podría definir como el conjunto de técnicas o acciones encaminadas a diseñar, direccionar, posicionar y asesorar una campaña electoral o gubernamental.
Es importante hacer este tipo de aclaraciones en el sentido que resumir el quehacer político a una de estas disciplinas, permitiría que cualquier profesional pudiese asesorar de manera integral una campaña electoral sin estar preparado para ello, lo cual sería un craso error.
Por el contrario, el consultor político debe ser una persona capacitada para orientar y liderar los procesos dentro de una campaña y si bien debe apoyarse de varios profesionales en cada área académica, este debe ser un especialista en asuntos electorales, un profesional político que reúna las competencias necesarias y una amplia trayectoria en el campo.
Es decir, la asesoría de una campaña electoral o de un gobierno es como pilotear una aeronave, no todos son aptos para ocupar la silla del capitán y entre más horas de vuelo tenga el piloto – para este caso el consultor político – mayor será la probabilidad de volar con éxito. Por esta razón, poner su campaña electoral o de gobierno en manos de consultores políticos especializados podrá hacer la diferencia entre volar exitosamente o estrellarse en las manos equivocadas.