Este 2018 se presenta como el año para retomar el rumbo, el próximo presidente debe emprender un plan de recuperación total, para que el estado colombiano retome las sendas de la legalidad, porque ninguna sociedad prospera sino hay legalidad, para recuperar la economía, la inversión y la calificación crediticia de S&P, para recuperar la seguridad porque el colombiano ya no se siente seguro, para recuperar la seguridad jurídica ante fallos como el del Juez Administrativo de Bogotá que propino un golpe a el estado de derecho y a la separación poderes y sobretodo para recuperar el carácter del estado, el cual no se puede doblegar, donde los criminales no sientan temor por la justicia.
El 2018 debe ser el año donde deberíamos ver portadas de revistas con títulos como “el año que volvió la esperanza” porque el país esta sufriendo una crisis en lo institucional, lo económico y lo moral, como el desconocimiento de los resultados electorales del 2 de octubre del 2016, escándalos como el de odebrecth con congresista recluidos por haberse beneficiado de la empresa brasilera, escándalos como el del cartel de toga, donde pudimos ver la cloaca en la que se convirtió la justicia colombiana, el colombiano de a pie se queja por el incremento del IVA, el derroche, la falta de seguridad, la mala atención y abusos en la salud, las pocas oportunidades de empleo y sobretodo con el terrible ejemplo de “que ser pillo paga” viendo criminales de lesa humanidad lamentablemente como futuros congresista, pavoneándose por las calles de la impunidad, gritándole cretinos a quienes les preguntan, dando lecciones de moral como prohombres y sin el mayor animo de reconciliación ni arrepentimiento, donde “quizás quizás quizás“ nunca pedirán perdón.
El populismo, el terrorismo y la desesperanza no le van arrebatar el futuro a jóvenes que como yo queremos representación y vemos en los venezolanos un espejo donde muchos de ellos, jóvenes con futuro tienen que abandonar su país y despedirse con un “sálvate, sálvate” como lo hacen las madres al despedir a sus hijos en la frontera, con el fin de emprender un viaje para sobrevivir a la miseria llamada socialismo del siglo XXI a la que los han sometido, pareciera que para muchos es el futuro que quieren para Colombia.
Es hora de abrir los ojos y superar la horrible noche.