Durante estos últimos días se dio un fuerte debate en el Consejo Nacional Electoral por el silencio de dicha institución frente al proceso de revocatoria en contra el alcalde Enrique Peñaloza acusado de incumplir su plan de desarrollo “Bogotá Mejor Para Todos 2016-2020”. Entre las denuncias que motivaron a los comités organizadores se enmarcan 3 importantes: La privatización de la ETB, la construcción en la reserva Van der Hammen y el nuevo diseño que propuso el mandatario para el Metro; temas que según los comités (porque son 2 comités para la revocatoria) no estaban contemplados en el Plan.
La administración distrital en reiteradas ocasiones ya se ha pronunciado sobre estos temas y frente a los entes encargados ha explicado el alcance de un Plan de Desarrollo, del POT y las funciones operativas y de control que tiene la nueva estructura del Metro. Vale la pena entonces preguntarse: ¿qué más promueven los comités?
Para empezar, estos “comités” son los que avalaron, durante 8 años las administraciones del Polo Democrático con Luis Eduardo Garzón y Samuel Moreno Rojas. El primero enfocado en gastar recursos para pagarle a dudosas consultorías por los “planes maestro” en sectores estratégicos que tardaron meses e ignoraron lo avanzado en esos mismos temas de las administraciones pasadas. La segunda –la administración Samuel Moreno- se destacó por el famoso carrusel de la contratación donde se le imputaron cargos por haberse apropiado de 2,790 millones de los recursos de la salud para Bogotá.
Estos mismos “comités” son promovidos hoy en día por el Progresismo de Gustavo Petro, uno de los alcaldes más controvertidos durante su administración, no solo por la improvisación de sus políticas sino por la constante lucha contra el Concejo de Bogotá y los órganos de control a nivel distrital que se opusieron a su modelo de gobierno.
En el palmarés de Petro se encuentran: la desfinanciación del Transmilenio que hoy en día tiene a los habitantes de Bogotá pagando un precio de $2.300 el pasaje, la recompra de TGI donde los colombinos perdimos más de 1,5 billones, los fallos en contra del distrito por la terminación unilateral de contratos en el tema de las basuras y un sinfín de denuncias por la creación de puestos de trabajo ficticios en la UAESP y en la Secretaria de Salud.
Es más que claro que Bogotá no puede volver al pasado, y si bien el actual alcalde no ha convencido a la ciudadanía con su gestión, la revocatoria le reabriría la puerta a una izquierda Polo-Progresista que no pudo administrar la capital de Colombia y por el contrario, generó una ilusoria disputa entre clases sociales que marginó los debates sobre seguridad ciudadana, movilidad inteligente y medio ambiente sostenible, temas fundamentales para volver a ser la Atenas Suramericana.