Tristemente me toca iniciar diciendo que al “senador” Gustavo Bolívar le sobra lengua para maldecir e insultar a un policía pero le faltan hormonas para parecerse a alguno de ellos; claro que no sólo le faltan hormonas, también le faltó crianza, y aun le falta una buena inyección de valores; le falta eso que tanto reclama como empatía y le sobra mucha soberbia, mucha ignorancia y mucho descaro.
Malaventurados aquellos que gracias a las triquiñuelas de la vida y los antecedentes subversivos de sus padres o propios, subieron como volador a cargos políticos y se lucran del estado; esperemos que no caigan como papaya por qué bien se ve, que están muy mal acostumbrados y no resistirían un golpe tan fuerte por culpa del hambre de poder, aunque las ínfulas de Gustavo Bolívar van más allá de su capacidad de análisis, de su autocontrol y de su respeto a los derechos fundamentales; su lucidez mental está haciendo casting para debutar en menos de lo que esperamos, como un completo trastorno de personalidad, que tarde o temprano pondrá en evidencia las equivocaciones del sistema al tener como representantes políticos personas de este tipo.
Un policía tiene la disciplina que no tiene Bolívar y su hijo, un policía tiene la valentía para escoltar un senador ordinario y desconsiderado, también para defenderlo, así lo maldiga.
Un policía no actúa por voluntad propia, el se rige por un esquema constitucional implantado hace décadas y que se ha mantenido por años, cosa que debería conocer al derecho y al revés como congresista que es; no entendemos porque un honorable senador sabe tan poco de constitucional.
Maldito no es el que con su pecho recibe las balas que van para los inocentes, maldito no es quién deja de estar con sus hijos pequeños, con su familia y con sus padres para resguardar el bien ajeno, maldito no es un ser humano que tiene que afrontar las agresividades en masa de gente irracional, movida por los efectos de la droga y de las órdenes irresponsables de un senador de pelos largos y mal cuidados, que no es faro académico, ni ejemplo intelectual, simplemente es una persona que tuvo un golpe de suerte, para poder plasmar con un exceso de verborrea, las películas mentales delirantes, que tienen a nuestro país en el concepto más degradante; qué bueno sería que el “senador” Gustavo Bolívar se pusiera unas botas de policía y saliera a recorrer todo Miami sin necesidad de estar corriendo tras un hampón, a ver si las aguanta con su simple peso, aunque es difícil que su pie de terrorista virtual, quepa en la honorable bota de un héroe de la patria, pues la comodidad de tanto Calvin Klein hizo que la pata de le ensanchara demasiado.
Que mal ejemplo ha sido este sujeto para la juventud, desde lo estético hasta en la manera de expresarse; de pésima pronunciación, es todo un referente de lo que NO debe ser un líder político y toda una experiencia social en la historia de nuestro país que no se debe volver a repetir…
Ojalá el senador Gustavo Bolívar tuviera idea de la importancia que tiene un policía para la seguridad de él y de sus allegados, ojalá Gustavo Bolívar tuviera la consideración y el respeto por las familias de los miles de policías que hay en Colombia en los que se incluyen niños, ancianos y mujeres que no tienen la culpa de los traumas psicológicos que el lambe suelas del guerrillero Petro tenga contra las personas que representan el bloqueo al delito. No es normal sufrir de un odio tan patológico por una institución tan arraigada, cuando se sabe que unos pocos son los que cometen errores pero la gran mayoría son quienes arriesgan TODO por nosotros.
Decirle cerdo a un policía es estar demasiado descontextualizado y tener severas deficiencias argumentativas, porque cerdo es un animalito que se sacrifica para hacer mucho por la humanidad y sabemos que a Bolivar le encanta la lechona; un cerdo no es más que una expresión generosa de la naturaleza para la subsistencia del hombre, un cerdo es lo que garantiza el alimento de muchas familias, entonces si lo que Bolívar quiere expresar, es un ataque lingüístico agresivo para herir, lo que más debería usar, serian esos términos que hacen referencia a muchas de las acciones de él, o de las personas con las que congenia, por ejemplo: incendiario, guerrillero, hostigador, extorsionador, secuestrador, portador ilegal, hipérbole, mitómano, pero es imposible que al guionista del narco colombiano, le llegue alguna iluminación, que le ayude a entender que las leyes no las hizo el policía, que él sólo cumple órdenes y que por más que le haga la guerra a la institución, siempre será un emblema patrio y un distintivo social que a pesar de la crisis que está pasando el país en estos momentos, se mantendrá enaltecida y enarbolada en principios que defienden la vida, la ley y la justicia.
La policía es todo ese engranaje al cual un presidente de la república le rinde honores, al cual la mayoría de la ciudadanía le tiene admiración y respeto, la policía se condecora y se enaltece cuando cumple bien con su función, también se le somete a la justicia y se judicializa cuando incumple las leyes.
Los colombianos le exigimos a Gustavo Bolívar respeto por la entidad que nos ha protegido durante siglos; Gustavo Bolívar: usted no es presidente, no es vicepresidente y no es una autoridad ni política, judicial o moral para impartir con posiciones arrogantes, discursos de tanto odio y propiciar iniciativas terroristas; más bien revise sus actuaciones porque en vez de comportarse como líder político, está siendo una guía criminal.