Combatir el hambre: Un negocio que salva vidas

El segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) que según la Organización de Naciones Unidas debería cumplirse en el mundo para el año 2030 se denomina “Hambre Cero” y va inmediatamente después de “Superación de la Pobreza”.

No obstante, en estos momentos y debido a la crisis económica colateral de la pandemia, ya no es solamente el factor económico el óbice para la garantía de la seguridad y soberanía alimentaria.

La falla de las cadenas logísticas y de los controles de las mismas desde las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs) se ha demostrado en las recientes crisis de hackeos a centrales de Estados Unidos, el Paro Nacional en Colombia que llevó a casi semana y media de bloqueo de trasporte de carga desde y hacia Buenaventura, el principal puerto del país; y hace unos días, colapsaron las comunicaciones debido a la caída del Big Tech de Facebook-Instagram-Whatsapp.

Ahora bien, el hambre, por lo tanto, es totalmente dependiente de condiciones geopolíticas y decisiones políticas; y ambas deben estar informadas de indicadores macroeconómicos y avances científicos.

Según Pilar Cruz, Directora global de sostenibilidad de la multinacional agroindustrial y alimentaria Cargill: “El hambre mundial empeoró con la pandemia y el aumento de los precios de los alimentos ha creado un desafío más urgente. Por ello, colaboramos con nuestros socios globales para identificar soluciones a largo plazo que ayuden a mitigar el hambre y faciliten el acceso a alimento seguro, nutritivo y accesible para todos”.

Aquí tenemos un contraste curioso con el buen camino señalado por la ONU frente al ODS señalado anteriormente, ya que, íbamos bien (aunque no tanto) pero la pandemia nos hizo retroceder: “Tras décadas de una disminución constante, el número de personas que padecen hambre (medido por la prevalencia de desnutrición) comenzó a aumentar lentamente de nuevo en 2015. Las estimaciones actuales indican que cerca de 690 millones de personas en el mundo padecen hambre, es decir, el 8,9 por ciento de la población, lo que supone un aumento de unos 10 millones de personas en un año y de unos 60 millones en cinco años. El mundo no está bien encaminado para alcanzar el objetivo de hambre cero para 2030. Si continúan las tendencias recientes, el número de personas afectadas por el hambre superará los 840 millones de personas para 2030”.

Por esta razón, la misma organización debió actualizar a nuestro contexto actual pos-pandemia, pese a que como ya lo hemos visto, los números y esfuerzos son insuficientes: “El programa de ayuda alimentaria del Programa Mundial de Alimentos proporciona un sustento vital a 87 millones de personas vulnerables en todo el mundo. Su análisis de las implicaciones económicas y relativas a la seguridad alimentaria de la pandemia destaca el posible efecto de la COVID-19 sobre las personas más pobres del mundo”.

Y sin contar, en el ambiente colombiano, que según estudios de la Universidad Nacional en lo que va corrido el año 2021 existen 2,7 millones de habitantes en condiciones de hambre, no sin que haya existido un período crítico en los últimos 15 años, concretamente el período 2003-2015 donde según cifras de la CEPAL y la FAO alcanzan a 4.4. a 7 millones de personas respectivamente.

¿Podremos enfrentar las mencionadas cifras y disminuir el índice de hambre en nuestro país y en el mundo?

Abstract
Ahora bien, el hambre, por lo tanto, es totalmente dependiente de condiciones geopolíticas y decisiones políticas; y ambas deben estar informadas de indicadores macroeconómicos y avances científicos.