Al principio, quise generar la presente columna como una carta abierta al ex presidente y Senador Álvaro Uribe Vélez, pero, no soy ingenuo y sé que sus cercanos asesores o en su defecto, algunos de sus congresistas ni permitirían que un papel firmado por mi, llegue a sus manos. La comida, los visitantes, los equipos de computación y tecnología, todo tiene que ser registrado o seguramente vigilado por la Policía Autónoma del Congreso. El problema es que no revisan muchas veces las condiciones morales de los asesores de los congresistas. Nos quejamos de las leyes, pero nunca vemos que el congresista es solo un parlante, que los sonidos y agentes de emisión, son la gente que cosntruye su gestión. En Colombia no esperamos doctores ni ángeles, pero no toda la gente es mala, ni bruta ni buscadora de fama a cualquier precio. Pero para el uribismo, lamentablemente, el fanatismo y el síndrome de siervo sin tierra es fundamental para contratar, más que la hoja de vida.
El regionalismo es otro factor. No quiero que esta columna se entienda como un ataque contra el departamento de Antioquia y el Eje Cafetero. Los que me conocen saben el amor genuino que siento por el departamento del Quindío y la gran amistad y respeto que siento por los congresistas uribistas conservadores, en su gran mayoría antioqueños como por ejemplo Federico Hoyos, Alfredo Ramos Maya, Santiago Valencia Gonzalez, hijo de Fabio Valencia Cossio, dirigente conservador; entre otros. No, no odio a Antioquia ni a los paisas, pero soy bogotano, he vivido casi toda mi vida en la ciudad de Bogotá y con lo bueno y malo de la vida, he construido un proyecto de vida, y me duele ver los resultados nefastos de la corrupción política de la izquierda y la burguesía liberal en la ciudad, así como la centralización excesiva de ciertos servicios institucionales fuera de la capital en los gobiernos de Uribe.
Durante años, aunque mucha gente no ha abierto los ojos, muchas personas apoyan, al menos de labios para afuera, el discurso uribista, por un intestino odio a la ciudad de Bogotá, a que sea la capital del país, a que sea el centro administrativo, institucional, comercial, financiero, educativo, cultural y social de Colombia. A que quieren encasillar los defectos y complejos regionales de ciertos estereotipos regionales con que los medios de comunicación nos encasillan. Y mucha de esa gente, vive en Bogotá y ha estudiado en mejores universidades, vive en los mejores sectores y está en los mejores cargos a los que muchos bogotanos de escasos recursos no podrían ni en sueños llegar.
No entraré en detalles, porque estadísticamente los senadores de Bogotá, ninguno es bogotano de nacimiento u origen. Los representantes a la Cámara solo dos son nacidos en Bogotá y no son de familias de origen bogotano. El Centro Democrático no debe olvidar que la tercera votación del uribismo proviene de la ciudad de Bogotá, y el liderazgo uribista en Cundinamarca y Boyacá es indiscutible. El liderazgo político de figuras nuevas provinientes del mundo político como el mundo empresarial es diversa. Esta columna quiere exponer los ejemplos de esos nuevos liderazgos:
El analista financiero y empresario José Miguel Santamaría, hijo del ex Gobernador de Cundinamarca y líder conservador cundinamarqués Miguel Santamaría Dávila, gestor de grandes negocios en banca de inversión, franquicias de restaurantes de alto perfil y reconocida voz autorizada de comentarios sobre la economía nacional e internacional, caracterizado por una oposición crítica pero sin fanatismo a aspectos negativos de la gestión del Presidente Santos Calderón y el ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas Santamaría. Nunca ha ejercido un puesto público, nunca ha tenido una demanda por corrupción ni un proceso. Como profesor universitario ha realizado multiples aportes al nacimiento de grandes ideas de negocio que hoy son empresas que generan riqueza a la Nación. Defensor de la economía de mercado, de la minería y el petróleo como formas de generar progreso sin reñir con la agricultura, la pesca, la agroindustria ni la conservación del ambiente. Ojalá el Senador Uribe lo tenga en su listado.
Podemos hablar también del abogado bogotano Gabriel Santos, hijo del ex vicepresidente Francisco Santos Calderón, que quiere aspirar a la Cámara de Bogotá, quien ha empezado a realizar un recorrido por la ciudad, generando diálogo popular con los muchos problemas que tienen nuestra ciudad.
Gestiones brillantes como la de Samuel Hoyos Mejía que ha defendido los recursos de la educación superior, el control político de los recursos de las empresas públicas y de los valores familiares; o del representante Edward Rodríguez que ha realizado una gestión brillante y util en la copresidencia de la Comisión de Acusaciones de la Cámara; o el liderazgo político de oposición propositiva que ha llevado el desarrollo agrario y productivo de Boyacá a un renacimiento por parte de Ciro Alejandro Ramírez, quien será candidato al Senado por petición misma del ex presidente Uribe. Muchos más liderazgos afloran y están presentes en las listas, también con politiqueros que querrán, ya que el pulso político cambió ser uribistas de ultimo tiempo. El Centro Democrático, debe, con ojos y oidos abiertos, separar el trigo y la cizaña. No bastan los directivos, deben crearse veedurías ciudadanas que vigilen avales, recursos y comportamientos de los militanes en las redes sociales.
El papel de la Región Central Andina en el desarrollo económico del país, así como de los Santanderes y la región de la altillanura del departamento del Meta, son desde los puntos de vista alimentario, agrícola, minero, energético y ambiental el factor principal de desarrollo del país. Miles de estudios y documentos marco de políticas públicas y gremiales lo sustentan. La recuperación material y política del país, fundamental para que sea un éxito popular el regreso de las derechas institucionales a la Presidencia de Colombia en 2018.
@armesto1989
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