La realidad venezolana desde hace al menos 6 años superó considerablemente cualquier expectativa de destrucción social moderna. No existe en la actualidad ningún calificativo para representar la tragedia humana del país, que es, a su vez, una tragedia humana continental. Genocidio, es el único concepto razonablemente útil. Genocidio por hambruna, por enfermedad, por falta de agua. Genocidio por inexistencia de medicamentos u ocultamiento de estos. Genocidio consciente, intencional, deliberado. Genocidio en pleno Siglo 21. Genocidio con cómplices en el continente Latinoamericano. Genocidio y éxodo masivo. Desocupación habitacional intencional de un territorio antes poblado por sus nacionales. Éxodo humano y genocidio.
Venezuela debe ser ocupada militarmente en una acción Hemisférica Inmediata
La desolación y erosión institucional del marco normativo de Venezuela se ha desaparecido dramáticamente en los últimos 7 años. Las antiguas infraestructuras que sostenían el complejo urbano e institucional del país, con el tiempo, han venido a ser reemplazadas en naturaleza por fragmentos de tierra y concreto sin habitantes. Si personas ni ciudadanía. El éxodo acelerado de los nacionales venezolanos al resto del mundo, da tiempo al régimen para apretar el forzado desalojo de los habitantes. Junto con la expectativa sobre el apoyo de México, a partir del 1 de Diciembre, la estrategia consciente de la dictadura es convertirse en un estado militar. La indiferencia de Colombia, y el dominio territorial y estratégico de las FARC en la frontera, y en Venezuela, van a asegurar esa transición.
Los gobiernos latinoamericanos y los medios de comunicación regional han inmoralmente ocultado la red de intereses de la izquierda y el comunismo hemisférico, sus complicidades con el totalitarismo explicito u oculto, su paulatina estrategia de penetración propagandística, y su propia existencia como satélites ideológicos o militares de Cuba y Venezuela.
El proyecto paramilitar de las FARC, y el sistema de incentivos de los carteles de droga colombianos, en este momento, no solamente representan para la región los mayores aliados estratégicos del régimen de Venezuela, sino la mayor amenaza militar a la seguridad hemisférica del continente.
El silencio que durante los últimos días el gobierno nacional ha tenido para abordar abiertamente y ante la opinión publica la crisis de seguridad doméstica y hemisférica, y el mantenimiento de la antigua cúpula militar y de fuerza pública, toda ella cómplice de las concesiones inconstitucionales del gobierno nacional al grupo terrorista FARC en la Habana, evidencia la invalidez de Colombia para tomar acciones que aseguren en el futuro su propia seguridad, y logren coordinar una movilización militar y diplomática para unir las fuerzas armadas del continente en una operación conjunta.
La primera acción que el gobierno nacional debe tomar para proceder a la implementación del plan, implica descabezar a toda la cúpula militar anterior y convocar a una cumbre hemisférica que cuente con la participación, meditada y profesional, de las comandancias militares de los Estados Unidos, Chile, Brasil, Argentina, Perú, Bolivia, Uruguay, Panamá y México, principalmente.
La operación debe ser dispuesta con los movimientos de resistencia venezolanos, y debe dar inicio con una campaña mediática que recompense a los miembros u aliados del régimen que desde adentro, coadyuven, dirijan y coordinen paralelamente las acciones militares de forma rápida, coordinada y resuelta. En estas horas el régimen vive en el abyecto desabastecimiento y la anarquía total. La acción hemisférica debe darse de forma inmediata.
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