El grado de distorsión política asociado a actores internacionales con intereses oscuros en Latinoamérica, llego a su punto cenit con las justificaciones del totalitarismo comunista, y su uso como ejemplo para desprestigiar administraciones de derecha o demócratas. En concreto, los mecanismos de propaganda de organizaciones internacionales de izquierda, han logrado generar en el latinoamericano la idea de que los gobierno de derecha democrática, están al mismo nivel de los regímenes comunistas de la región, manipulando a su antojo a los electores.
El grado de distorsión política asociado a actores internacionales con intereses oscuros en Latinoamérica, llego a su punto cenit con las justificaciones del totalitarismo comunista, y su uso como ejemplo para desprestigiar administraciones de derecha o demócratas. En concreto, los mecanismos de propaganda de organizaciones internacionales de izquierda, han logrado generar en el latinoamericano la idea de que los gobierno de derecha democrática, están al mismo nivel de los regímenes comunistas de la región, manipulando a su antojo a los electores. Esta operación, que parecería criminal por su naturaleza, ha sido en los últimos años financiada internacionalmente por un personaje internacional claramente identificable, George Soros, cuyo mayor interprete en Colombia y la región es José Manuel Vivanco, jefe de propaganda de la organización de izquierda extrema Human Rights Watch.
Durante años, [pullquote]Vivanco, con el pretexto de defender los derechos humanos, se ha encargado de sabotear las administraciones de derecha democrática de la región[/pullquote], igualándolas con los regímenes comunistas, y sirviendo de parlante de propaganda a las células comunistas del continente. Su labor en la jefatura de propaganda de Human Rights Watch, consiste en presentar los delitos del crimen internacional, como delitos de “estado”, justificando la causticidad de la lucha armada de grupos terroristas y narcotraficante. La estrategia de Vivanco, financiado multimillonariamente por George Soros, ha logrado generar en la juventud la idea de que las leyes y el estado son sus enemigos, conduciendo estas generaciones al actuar terrorista, y facilitando la narrativa criminal de organizaciones como las AUC, FARC, ELN y el paramilitarismo narcotraficante en general.

[pullquote]El grado de penetración de la organización de George Soros, la Open Society Foundation, en el debate público Colombiano, ha logrado en cuestión de años fortalecer al grupo terrorista FARC[/pullquote], estigmatizando infundadamente al ex mandatario Álvaro Uribe, y facilitando el reconocimiento electoral del comandante Gustavo Petro, antiguo jefe del colectivo secuestrador M19. Así las cosas, al día de hoy, Colombia esta ad portas de incorporar terroristas de Lesa Humanidad en el Congreso de la Republica amparados por la propaganda comunista de Vivanco, e iniciar procesos jurídicos contra ciudadanos que emprendieron la tarea de reconstituir la democracia tras la escalada terrorista del narcotráfico.
Vivanco y George Soros edificaron la necesaria estructura de propaganda para que los marginales colectivos narco comunistas de Colombia pudieran financiar aparatos de publicidad bajo la fachada de organizaciones no gubernamentales, pavimentando el lavado de cara de los narcotraficantes de las FARC, el ELN u otros grupos. Adicionalmente, su organización, Human Rights Watch, eliminó todo tipo de jerarquías políticas en la región, priorizando escandalosamente errores administrativos o políticos de figuras demócratas o de derecha, y ocultando la salvaje operatividad de la izquierda comunista, lo que puso a terroristas y a la sociedad civil al mismo nivel.
Este tipo de operación internacional, ha sido una marca indeleble de la operación de destrucción política e institucional de George Soros en países de media o baja industrialización. En concreto, mediante el mensaje de la “sociedad abierta”, Soros logra reforzar los discursos de división cultural y social de los países de renta baja, facilitando el escalamiento de los conflictos domésticos, utilizando los réditos para lograr influencia a través de sus organizaciones satelitales.
En Colombia, además de Human Right Watch, George Soros financia un selecto grupo de tanques de pensamiento de izquierda que no se ruborizan al tratar a las FARC como interlocutores políticos válidos, y luego de décadas de olvido, siguen reencauchando el concepto de paramilitarismo como si emanara del propio estado. En concreto, algunas de las organizaciones que reciben dinero de Soros en Colombia no solamente han servido como aparato de propaganda de la izquierda radical, sino como puente jurídico de colonización institucional de las FARC en Colombia. Estas organizaciones son –entre otras-:
- Human Right Watch. (Dirigido por José Manuel Vivanco)
- Proyecto Verdad Abierta de la Revista Semana (dirigido por el sobrino del presidente Juan Manuel Santos)
- La Silla Vacía
- ONG De Justicia (Dirigido por el activista Judicial de izquierda Rodrigo Uprimny)
- La ONG Corporación Nuevo Arcoíris (dirigida por el “exterrorista” del ELN León Valencia).
- La ONG Paz y reconciliación -PARES- (dirigida por el “exterrorista” del ELN León Valencia).
- El proyecto de medios Colombia Check.
Con estos antecedentes, el poder George Soros y de José Manuel Vivanco en Colombia (y en Latinoamérica), no ha hecho más que crecer aceleradamente. Por eso, el país se ha visto envuelto en los últimos años en una guerra ideológica y política financiada internacionalmente, cuyo más importante representante político en la región es Vivanco, y cuyo principal mecenas es Soros.
En medio de una profundización de la dictadura Venezolana y de las dificultades latinoamericanas para expulsar a Maduro y al clan Castro, deben tomarse medidas inmediatas para adecuar al país a un futuro independiente, soberano y democrático. Desde esta perspectiva, la expulsión de la Open Society Foundations de Colombia, y su principal vocero satelital José Manuel Vivanco, implicaría una victoria por la independencia de la región, y un paso en la dirección correcta para solucionar la grave crisis de subdesarrollo aupada por el renacer de las células de izquierda regional, cómplices y coautoras del comunismo hemisférico.
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