Conseguir un mesero o un cocinero en San Andrés es tan difícil como cruzar a nado el archipiélago hasta la parte continental de Colombia.
Esos son considerados como los dos oficios donde es más difícil llenar vacantes en la zona que ostenta el que cualquiera puede considerar un honor: ser el departamento con menos desempleo en el país.
El informe del Dane para el 2014 ubicó la tasa de desempleo del país en 9,1% (cinco décimas por debajo del 2013), mientras que en la isla fue del 7 %.
Abel Vargas, dueño de un pequeño restaurante en un sector de bodegas aledaño al aeropuerto Gustavo Rojas Pin
Conseguir un mesero o un cocinero en San Andrés es tan difícil como cruzar a nado el archipiélago hasta la parte continental de Colombia.
Esos son considerados como los dos oficios donde es más difícil llenar vacantes en la zona que ostenta el que cualquiera puede considerar un honor: ser el departamento con menos desempleo en el país.
El informe del Dane para el 2014 ubicó la tasa de desempleo del país en 9,1% (cinco décimas por debajo del 2013), mientras que en la isla fue del 7 %.
Abel Vargas, dueño de un pequeño restaurante en un sector de bodegas aledaño al aeropuerto Gustavo Rojas Pinilla, anota que muchas veces a alguien lo despiden de un trabajo por una infracción grave y “a los tres días ya ha encontrado otro empleo, porque falta quien trabaje”.
Según Vargas, también se produce una alta rotación en los puestos de trabajo, pues el miedo a quedarse sin una fuente de ingresos se siente menos que en el resto del territorio nacional.
“Esto se da sobre todo en hombres y en labores operativas del turismo, como recepcionistas, vigilantes y conductores, que no son tan apetecidos”, indica la directora del Observatorio del Mercado de Trabajo para el Archipiélago de San Andrés (Ormet), Johannie James. El que no consigue un puesto formal, luego se dedica a vender mangos o gafas en la playa o al mototaxismo”, añade.
Además, resulta evidente la poca mendicidad en San Andrés.
DESACUERDO CON EL DANE
Aunque muchos desde afuera miran con algo de envidia a los 52.000 habitantes de este rincón insular, adentro existen voces que ven con recelo la clasificación del Dane, pues genera una presión de gente del interior ante la promesa de un buen trabajo y salario, bajo la lógica de que en un lugar donde la oferta laboral es menor, los sueldos tienden a subir.
Sin embargo, de acuerdo con un estudio del Ormet, cerca del 70 por ciento de las personas enganchadas en empleos formales allí gana menos de 1,5 salarios mínimos y apenas un 18 por ciento pasa de los 2. En contraste, la inflación suele ser mayor que en el resto del país.
Una joven isleña explica que “como nadie quiere ganar el mínimo, la gente renuncia y prefiere emplearse donde le den un sueldo básico aunque sin prestaciones, pero le permitan rebuscarse con comisiones”. De esta manera, la informalidad termina ganando adeptos. El Ormet destaca que hay 25.000 ocupados en la isla, pero tan solo son 1.600 empresas con 12.172 trabajadores. Apenas el 47 por ciento de los isleños tienen prestaciones sociales.
El presidente de la Cámara de Comercio local, Alain Manjarrés, señala que la gran cantidad de trabajadores informales, al ser contabilizados por el Dane en el rango de ocupados distorsionan la realidad.
La Oficina Comercial de Taipéi en Colombia celebró una emotiva sesión informativa con los diez jóvenes seleccionados como beneficiarios de las becas Taiwán 2025, otorgadas por el Ministerio de Educación (Beca Taiwán y Beca Huayu) y por la Fundación Internacional de Cooperación y Desarrollo (ICDF).
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