Los antecedentes históricos de Latinoamérica durante décadas, y particularmente desde la mitad del siglo pasado, se identificaron con las ideas comunistas que comenzaron a hacer su expansión territorial desde Cuba, dirigida por Fidel Castro. Adicionalmente, la diversidad cultural de la región favoreció la implementación de ideas divisionistas, cuyo principal objetivo era desde su principio, fraccionar a la población para poder sacar réditos políticos con campañas de identidad, familiarizadas con el activismo de izquierda radical, o con movimientos articulados con el partido comunista cubano desde 1959.

Desde hace al menos dos décadas estas doctrinas de fraccionamiento social y político han sido financiadas desde el extranjero por figuras cuyos capitales reposan en paraísos financieros. El principal inversor del activismo radical durante los últimos años es el especulador internacional George Soros, quien a través de la Open Society, ha buscado normalizar doctrinas de división social a través de satélites en Colombia. Por este motivo, tal y como ha sucedido en otros países de Europa, ante los procesos de intervención internacional, George Soros y la Open Society Foundation deben ser expulsados de Colombia y Latinoamérica.

Con las últimas décadas, los antecedentes totalitarios asociados al comunismo en la región, se convertían en el Punto de partida de la izquierda regional para tratar de incorporar a la fuerza, relatos políticos que permitieran no solamente dividir a la población, sino asimismo, casi sin excepción, sacar réditos electorales en cada oportunidad en la que había votaciones.

Latinoamérica con el paso de las décadas, y desde la Segunda Guerra Mundial, se vio dividida por estos grupos, que a su vez, sumieron su economía en un profundo atraso. Este caldo de cultivo inicial, es el punto de partida para entender por qué, durante los últimos años, han existido líderes populistas y dictaduras que se han beneficiado de la división ideológica de la región.

En marco internacional, el principal protagonista de la política de división y fragmentación de la izquierda está representada por el magnate George Soros. Desde la década de los 90s, Soros logró posicionar una red compleja de organizaciones no gubernamentales, de centros de pensamiento de izquierda, de medios de comunicación, y de amistades que con el paso de los años le ha permitido colonizar políticamente a Latinoamérica. De esta manera, con el paso de los años la influencia de Soros en Latinoamérica se ha visto con mayor fuerza en países influyentes políticamente tales como Brasil, donde apoyo las ONG que conformaron el foro de Sao Paulo, Argentina, donde financio el avance de doctrinas de identidad radicales, sometiendo a niñas menores de edad a procesos de adoctrinamiento temprano, Colombia, donde financio a las ONG y a los medios que lavaron la imagen de las FARC, y Chile, donde financió grupos minoritarios para el retorno de la subversión.

Soros, continuó con el paso de los años financiando renombradas organizaciones internacionales aparentemente imparciales como Amnistía Internacional, penetrando una trama de grupos radicales en la región, que celebraron desde diversos pases la implantación del denominado socialismo del Siglo 21, liderado por el fallecido genocida Hugo Chávez Frías.

Por estos motivos, por ser expulsado de varios países europeos por sus intentos de implantar doctrinas y principios divisionistas y secesionistas (como en España), y por su injerencia en asuntos domésticos con fines subversivos, George Soros y la Open Society Foundation, deben ser expulsados de Colombia, y Latinoamérica.