El incremento de la indignación contra Juan Manuel Santos en Colombia, notable durante la noche de año nuevo en Cartagena, ha tenido un componente que a pesar de la crisis actual no es analizado por la mayoría de la población. Y es que las modificaciones a la constitución del presidente, que pretenden imponer por la fuerza a los terroristas de las FARC en el congreso, solo se accionarán en el momento en que este salga del país, dejando un caos institucional para el presidente entrante y los ciudadanos desesperados.
El incremento de la indignación contra Juan Manuel Santos en Colombia, notable durante la noche de año nuevo en Cartagena, ha tenido un componente que a pesar de la crisis actual no es analizado por la mayoría de la población. Y es que las modificaciones a la constitución del presidente, que pretenden imponer por la fuerza a los terroristas de las FARC en el congreso, solo se accionarán en el momento en que este salga del país, dejando un caos institucional para el presidente entrante y los ciudadanos desesperados.
Por este motivo, la salida intempestiva de Juan Manuel Santos hacia Londres el 7 de Agosto de ese año, no marca el final de su vergonzosa era, sino el comienzo de su objetivo final, la destrucción institucional de Colombia y el sometimiento de las instituciones a los narcotraficantes impunes de las FARC.
Durante los últimos años, adicionalmente, el presidente ha logrado consolidar en el escenario internacional una imagen que le permitirá desde el exilio presionar aún más a los colombianos a los designios de la izquierda internacional, representada por las FARC en numerosos países escandinavos. Así las cosas, el destino de Colombia a partir del 7 de Agosto, cuando Santos y su familia viajen a recluirse a Londres, no solamente será dramático sino extremadamente peligroso.
Durante los últimos meses, los principales candidatos presidenciales de la oposición han buscado hacerse reconocer como defensores de las instituciones colombianas. Su ambigüedad en destruir los acuerdos institucionales con las FARC, sin embargo, los hace colaboradores y cómplices del proceso de descomposición legal de Colombia desde la fiscalía de Eduardo Montealegre. Con ello, Colombia se aproxima lentamente a un peligroso destino del cual no tiene salida si no existe una coalición decidida desde el 7 de Agosto a aprehender al secretariado de las FARC y defender la constitución de 1991.
Hasta el momento sin embargo, las posiciones de los candidatos son no solamente cándidas, sino peligrosas. Con cada dia que pasa, sin que exista una voluntad abierta de destruir los acuerdos firmados con el grupo narcotraficante FARC, Colombia inicia un peligroso rumbo en el momento en que Santos tome su vuelo rumbo a Londres, y mantenga su diplomacia internacional contra la ciudadanía colombiana.
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