El periplo del Papa en Colombia durante las últimas horas deja en evidencia un comportamiento preocupante de la iglesia Católica frente a la mayor tragedia humanitaria del continente, lo que se convertiría en una complicidad tacita del papa con las injusticias de Venezuela. En concreto, durante las 48 horas de su viaje a Colombia, y a pesar de las numerosas intervenciones en las que el Papa se ha referido directa o indirectamente a Colombia, es notorio su silencio frente a la trágica crisis venezolana.

El periplo del Papa en Colombia durante las últimas horas deja en evidencia un comportamiento preocupante de la iglesia Católica frente a la mayor tragedia humanitaria del continente, lo que se convertiría en una complicidad tacita del papa con las injusticias de Venezuela. En concreto, durante las 48 horas de su viaje a Colombia, y a pesar de las numerosas intervenciones en las que el Papa se ha referido directa o indirectamente a Colombia, es notorio su silencio frente a la trágica crisis venezolana.

A diferencia de muchas de las estimaciones de los creyentes, durante los últimos años, su comportamiento devenía con claridad en una acción cómplice con regímenes totalitarios como el de Evo Morales, Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Cristina Kirchner. Como es sabido, durante toda la crisis venezolana, el Papa ha rechazado reunirse con Lilian Tintori, marginando al ostracismo a la oposición venezolana y evidenciando su participación tacita o explicita en el desastre humanitario y político de Venezuela.

Durante las últimas horas, a pesar de la importancia de cualquiera de sus declaraciones en deslegitimar un régimen totalitario y destructivo como el de Maduro, el Papa “Francisco”, ha preferido guardar silencio, lo que indigna a miles de venezolanos en el vecino país y en las redes sociales.

Como se ha informado previamente en El Nodo, el circulo político y diplomático más cercano que rodea al Papa en Latinoamérica está conformado por la familia Kirchner, Nicolás Maduro, Juan Manuel Santos y Raúl Castro. A quienes ha recibido en más de una ocasión. En contraste, el resto de la ciudadanía del continente no solamente ha sufrido las consecuencias del silencio del pontífice con el totalitarismo que se extiende en la región, sino incluso las consecuencias de tales injusticias que han cobrado la vida de miles de inocentes en los últimos años.