El debate sobre el referendo para definir la adopción de niños por parte de parejas conformadas por un hombre y una mujer se ha convertido en un caballo de batalla de mentiras en Colombia. En el medio de la discusión, sin embargo, se encuentran los niños, que deben ser sujetos de la mayor atención y cuidado, y cuyo proceso formacional y de desarrollo psico social debe ser analizado con seriedad y cordura.

El debate sobre el referendo para definir la adopción de niños por parte de parejas conformadas por un hombre y una mujer se ha convertido en un caballo de batalla de mentiras en Colombia. En el medio de la discusión, sin embargo, se encuentran los niños, que deben ser sujetos de la mayor atención y cuidado, y cuyo proceso formacional y de desarrollo psico social debe ser analizado con seriedad y cordura. Sin embargo, en los últimos días, las mentiras y la manipulación de información ha reinado en el ambiente, poniendo en un callejón a Viviane Morales, que a pesar de todo, se ha remitido a una argumentación consistente y exacta, en contraposición a su esposo, Carlos Alonso Lucio y la activista de ideología de género Claudia López.

Claudia López y el falso #ReferefendoDiscriminatorio

En concreto, a pesar de que Viviane Morales ha insistido en analizar el tema desde el punto de vista constitucional, psicosocial y filosófico, Claudia López lo ha convertido en un caballo de batalla electoral. Su punto de partida ha sido el hashtag en Twitter #ReferefendoDiscriminatorio, que de entrada ha manipulado el debate al convertirlo en lo que llama el derecho de los adultos a adoptar.

La realidad, es que el derecho de los adultos a adoptar niños no existe, y en contraste, el derecho de los niños a vivir en un ambiente conformado por roles de género si es una necesidad psicosocial de relevancia. La situación, sin embargo, no es conveniente para adultos que han tomado decisiones de vida que les limitan en su condición biológica, incluso al nivel de cerrar sus posibilidades de reproducción, como en el caso de las parejas homosexuales. Ante este drama, Claudia Lopez pretende asignar a los niños las consecuencias sobre decisiones que ella misma como adulta tomó, lo que la ha llevado a denigrar de Viviane Morales y el referendo, y a celebrar lo que ella llama la “diversidad”, que no es más que las decisiones de la vida adulta, con sus consecuencias.

Carlos Alonso Lucio y el activismo de valores sin objetividad y sin mesura

La otra cara del populismo, y la manipulación del debate, fue llevada por el esposo de Viviane Morales, Carlos Alonso Lucio, quien ha convertido el tema en una cruzada apasionada, muy al estilo de Claudia López. A diferencia de Morales, Lucio no tiene ni la claridad conceptual, ni la objetividad de Morales, lo que ha llevado a la radicalización de un debate delicado que debe ser analizado con mesura.

Lastimosamente para Viviane Morales y para los niños, Lucio ha apelado a creencias religiosas, que como las afirmaciones y los lemas populistas de Claudia López, son subjetivas, y distorsionan un tema que requiere del análisis científico como es natural, pero que se circunscribe a la ética, el sentido común y la legislación nacional.

Conclusión

Es lógico que los niños merecen tener no solamente un papá y una mamá, sino también constituirse en parte de familias numerosas, con redes afectivas funcionales y ricas. El populismo de Claudia López y Carlos Alonso Lucio, sin embargo, ha deteriorado a tal nivel el debate, que por su egoísmo los niños colombianos se pueden ver abocados a ser productos comerciados dependiendo de los caprichos de adultos, en estilos de vida con consecuencias que ellos mismos deberían enfrentar y de los que deberían marginar a los niños.

Finalmente, sobre el debate relacionado con niños de difícil adopción, existen alternativas que pueden incluso contemplar tutorías de adultos, independientemente de sus creencias religiosas o ideología de género. Este sin embargo es un debate que aún no ha llegado al país.

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