El inusitado lanzamiento a la diplomacia internacional de un ELN que hace 2 años estaba prácticamente desaparecido, el fortalecimiento militar y político nacional e internacional de las FARC, las intimidaciones y los asesinatos de un paro armado que en solo una semana han dejado hasta 8 víctimas fatales y el incremento acelerado de los cultivos de narcotráfico desde el año 2014, demuestran que el país está fuera de control.
El inusitado lanzamiento a la diplomacia internacional de un ELN que hace 2 años estaba prácticamente desaparecido, el fortalecimiento militar y político nacional e internacional de las FARC, las intimidaciones y los asesinatos de un paro armado que en solo una semana han dejado hasta 8 víctimas fatales y el incremento acelerado de los cultivos de narcotráfico desde el año 2014, demuestran que el país está fuera de control. A los hechos se suma que el presidente Juan Manuel Santos tendría menos de un 13% de apoyo nacional y que los principales medios de comunicación en vez de poner la situación en contexto, publicarían noticias para desviar la atención de la ciudadanía.
UN RENOVADO ELN PARA COLOMBIA Y EL MUNDO
Solo en la última semana, el ELN pasó de ser una organización criminal casi desaparecida del territorio nacional, a un garante colombiano e internacional de un proceso de negociación con la Republica de Colombia. Adicionalmente, la decisión de Juan Manuel Santos de concederle estatus político al ELN, estuvo acompañada de la apertura de su diplomacia internacional, vinculando países que no son neutros, entre ellos, dos abiertas dictaduras de la región, Cuba y Venezuela. Cuando hace 2 años el ELN estaba prácticamente desaparecido del territorio nacional, en los últimos meses su capacidad de daño no solamente ha aumentado, sino que ya en la última semana es un actor político con la misma trascendencia que las FARC. Se le salió el país de las manos a Santos?
UN CLAN USUGA DESCONTROLADO EN EL TERRITORIO NACIONAL
La falta de políticas estrictas para controlar la producción de cocaína en Colombia y la ausencia de un gobierno fuerte, derivó en el fortalecimiento de las bandas criminales de Antioquia, cuyo más importante cabecilla es Dairo Usuga, alias Otoniel. En la última semana la banda adicionalmente ha quemado buses en zonas urbanas de Colombia y asesinado numerosos miembros de la fuerza pública. También es señalada de pertenecer a las denominadas Organizaciones Integradas al Narcotráfico (ODIN). Comparten el escenario del narcotráfico con otras bandas narcoterroristas, entre las que se encuentran Los Rastrojos, el Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo de Colombia, ERPAC, Los Paisas y la Oficina de Envigado.
UNAS FARC CRECIDAS Y LEGITIMADAS DIPLOMATICA; MILITAR Y POLITICAMENTE
Según el último balance de presidencia, a la fecha existiría la cifra de cerca de 17.000 personas integrantes de la guerrilla de las FARC; unos 7.500 hombres en armas y cerca de unos 10.000 milicianos pertenecientes a este grupo terrorista. Con estas estadísticas, en los últimos 5 años, las FARC habrían experimentado el crecimiento más grande de su historia pasando de aproximadamente 8.000 integrantes en el 2008, a 17.000, superando lejanamente a cualquier otra organización criminal y terrorista de Colombia. Adicionalmente, hoy, las FARC vuelven a tener una de las mayores estructuras financieras del país, controlando el negocio de la comercialización de Coca, y protegidas por la administración de Juan Manuel Santos mientras sus cabecillas se encuentran en Cuba.
LA COCAINA SE TOMA DE NUEVO A COLOMBIA
El desolador incremento de producción de cocaína en Colombia revela el peor manejo de la política antidrogas en la historia del país. Al cierre de 2015, de confirmarse las cifras de la casa blanca, Colombia habría pasado de 112.000 hectáreas cultivadas a la escandalosa cifra de 159.000 en solo un año. El incremento adicionalmente se revelaría como el mayor incremento histórico de los cultivos de cocaína en la historia de Colombia, al concretarse en un aumento del 42% en solo 12 meses.
Si se contrasta el crecimiento porcentual los datos revelados por el último informe del Observatorio de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito con las cifras de la Casa Blanca al cierre del 2015. El incremento seria de 69.000 hectáreas en el 2014, a un estimado de 97.290 hectáreas de coca.
La cifra revelada adicionalmente por cualquiera de las dos metodologías anteriores no solamente sobrepasa ampliamente todos los resultados de registro de áreas cultivadas de cocas del continente suramericano, incluidos Bolivia y Peru, sino que se conforma de lejos como el peor resultado que tiene Colombia desde hace 15 años (2001), en el que el total registrado por el departamento de estado ascendía a la cifra de 169.800 hectáreas cultivadas.
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