LA FACHADA DE “LA PAZ”. LAS VERDADES SOBRE LA MENTIRA. Presentación

La iniciativa del gobierno nacional, de desplazar el multimillonario presupuesto público y toda la logística estatal en dar legitimidad a una organización reconocidamente narcotraficante, es uno de los hechos más complejos de interpretar desde la óptica académica y política.  En medio del abultado gasto de propaganda utilizado durante los últimos 6 años de presidencia, hoy, la gran mayoría de la población del país no solamente ha comenzado a borrar de su memoria los significativos avances del estado en la lucha contra el narcotráfico realizados en los últimos años, sino incluso las déc

La iniciativa del gobierno nacional, de desplazar el multimillonario presupuesto público y toda la logística estatal en dar legitimidad a una organización reconocidamente narcotraficante, es uno de los hechos más complejos de interpretar desde la óptica académica y política.  En medio del abultado gasto de propaganda utilizado durante los últimos 6 años de presidencia, hoy, la gran mayoría de la población del país no solamente ha comenzado a borrar de su memoria los significativos avances del estado en la lucha contra el narcotráfico realizados en los últimos años, sino incluso las décadas de terrorismo que tanto las organizaciones paramilitares como las FARC y sus células paraestatales sembraron en el territorio nacional en alianza múltiple con los narcos.

[pullquote]Hoy, gran parte de la población asediada por avalanchas de información de los principales periódicos y canales de televisión, ha lentamente configurado una fábula sobre el narcotráfico, en la que se pretende generar distinciones entre grupos armados[/pullquote], con un fin planificado y alimentado por presidencia, en cabeza de Juan Manuel Santos. Las estimaciones que tanto el Presidente como los aliados de medios y la clase política hace sobre los eventos, está fundamentada en salir fortalecidos como garantes de la “Paz”, cuando en realidad estarán cometiendo el más impensado acto de desinstitucionalización de la Republica de Colombia, reconocido mundialmente como el único país en el continente con una tradición “democrática” estable.

En medio de los intereses de la clase política, los medios de comunicación y el secretariado de la organización terrorista FARC, la historia política del país lentamente se diluye en montañas de propaganda, con la que en la política se reencauchará el narcotráfico, y el secretariado de las FARC buscará saltarse la legislación penal y humanitaria colombiana e internacional.

El universo de complicidades entre la clase política colombiana con el narcotráfico en Colombia es vasto, pero tiene su punto más crítico en la administración del ex presidente de Colombia Ernesto Samper, quien habría recibido multimillonarias sumas de dinero de narcos para financiar su mandato. Las cercanías de toda la clase política de Colombia con las mismas familias vinculadas a estos tipos de escándalos, han generado por ello, un entramado de acuerdos expresos y tácitos acerca del futuro del país, del que los medios de comunicación y los directores de diarios no están exentos.

[pullquote]Por ello, es explicable como, a pesar de que el presidente Juan Manuel Santos sea hoy el mandatario con la menor popularidad de la historia de Colombia, tanto los medios de comunicación como la totalidad de la clase política tradicional lo apoye en el empeño de limpiar las penas del secretariado de la organización narcotraficante FARC.[/pullquote] Ello se debe a que la denominada “Paz” no es la “Paz” para el país nacional y los ciudadanos, sino la “Paz” para la clase política y los cabecillas de las FARC, quienes han sido perseguidos por décadas por las autoridades colombianas, investigados, acorralados por los medios de comunicación independientes y revelados como los verdaderos enemigos de una ciudadanía que es manipulada.

Las cifras de dinero que el gobierno nacional durante los últimos 6 años ha utilizado para lavar la imagen de la organización narcotraficante FARC, tiene diversas implicaciones sobre el imaginario de los ciudadanos colombianos en pleno, pero especialmente sobre el imaginario de los grupos sociales ubicados aproximadamente entre los 14 y los 30 años.  Este grupo poblacional es por su naturaleza demográfica el nicho electoral futuro de la misma clase política que hoy quiere en un solo movimiento lavar su imagen y lavar la imagen de la principal organización narcotraficante del país. Por ello “La Paz” como propaganda, es una de las más importantes inversiones que la clase política tradicional en Colombia ejecuta, debido a que, con ella, repara el desgaste de la corrupción que la identifica por décadas, y que en otras oportunidades ha llevado a las familias enteras de los mismos sectores y a grupos narcotraficante como las FARC, a rendir cuentas ante la justicia nacional e internacional.

Hoy, el grado de articulación entre la prensa hablada y escrita para facilitar la imposición de la agenda de las FARC y de Juan Manuel Santos es tan monumental, que Colombia no había experimentado en ningún otro momento en su historia una unidad de criterio tan grande entre clase política y narcotráfico. Esta alianza, irreconocible en cualquier estado de derecho del planeta, tiene adicionalmente su arista más delicada, al conformarse incluso arrinconando a la oposición del país, que, a pesar de no contar con el presupuesto del estado, aún conserva en la opinión publica más credibilidad que el propio presidente. La situación, sin embargo, ha pasado a tomar un matiz preocupante, cuando la política deja de ser una herramienta para el debate entre partidos políticos legales y reconocidos institucionalmente -como los son la oposición y la coalición política del gobierno-, a convertirse en una confederación entre grupos narcotraficante y el gobierno nacional para desplazar y arrinconar jurídica y mediáticamente a la oposición.

[pullquote]Ante este escenario, los jóvenes colombianos han olvidado que, al comienzo de siglo, fue precisamente el legado de la actual oposición el que impulsó al poder al actual presidente, y arrinconó al narcotráfico paramilitar, guerrillero y mafioso, independientemente de sus siglas.[/pullquote] El arrinconamiento del paramilitarismo, la guerrilla y el narcotráfico al cierre del año 2008, fue tan evidente que el entonces candidato a presidente Juan Manuel Santos llego al poder con la mayor popularidad de la historia del país, rondando un 76 por ciento de respaldo. Todos los grupos narcotraficante sin excepción estaban por ello interesados en deponer sus armas inmediatamente, sin mayores demandas legales, jurídicas o políticas, y se presentaban escarmentadas ante la profesionalización de las fuerzas armadas, que no exentas de escándalos, lograron poner al narcotráfico contra las cuerdas.

La razón por la cual los jóvenes desconocen el contexto de la realidad nacional, se debe principalmente a la articulada labor de presidencia en pagar multimillonarias sumas de dinero a los medios de comunicación para que estos se encarguen día tras día, y luego de los últimos 6 años de lavar tanto la imagen de la organización narcotraficante FARC, como de arrinconar a los actores de oposición en Colombia. El país, así, paso a tener unas organizaciones narcotraficantes paramilitares y guerrilleras arrinconadas por la unidad ciudadana, institucional y política, a tener una oposición arrinconada por el narcotráfico y la clase política.

Lo extraño, sin embargo, es que, por primera vez en la historia, el gobierno nacional utilice el estado para no solamente arrinconar a los principales actores de oposición del país, sino para otorgar legitimidad política inmediata a actores narcotraficantes que hasta hace pocos años estaban en desbandada.  Con ello, buscaría eliminar la oposición democrática para crear nuevos grupos políticos dependientes de las mismas complicidades con que la clase política y los medios de comunicación se cubren hoy en día bajo el concepto de la “Paz”.

[pullquote]Hoy, en medio de las conversaciones, la coca, como principal origen de financiación del terrorismo armado paramilitar y guerrillero, repunta en Colombia a niveles que no se veían desde el despeje del Caguán en el gobierno de Andrés Pastrana.[/pullquote] Los eventos del 2 de octubre en Colombia por ello serían la más inteligente estrategia del secretariado de la organización narcotraficante FARC, de saltarse la legislación nacional sin perder sus conexiones estratégicas con otras organizaciones narcotraficante como el ELN el EPL o las propias BACRIM, con quienes comparten rutas del narcotráfico en el nororiente del país. El repunte del narcotráfico de su tendencia acelerada al descenso hasta el 2010, es el principal legado que el actual presidente deja a Colombia, independientemente de las apreciaciones de los demás medios de comunicación del país. Junto con la mayor devaluación de la moneda en su historia, hoy el país marcha aceleradamente a incorporar en sus instituciones con beneficios extravagantes, personas que hasta hace pocas semanas eran fugitivas del Departamento de Estado de los Estados Unidos, y procesados por la fiscalía con vastos conocimientos sobre el crimen, rutas y estrategias de salida de droga, un objetivo político de dominio estatal claro, y relaciones clandestinas con otros grupos terroristas en Colombia y el mundo.

Al margen de la propaganda presentada por medios como el periódico El Espectador, El Tiempo y la Revista Semana, el siguiente listado de eventos registrados son los hechos materiales de lo que pasa en Colombia, y de lo que seguirá pasando. Parecería mentira registrar un número tan grande de reportes con noticias tan evidentemente negativas, sin embargo, los acontecimientos reales han dotado al emprendimiento de El Nodo del registro físico y testimonial de un panorama caótico.

Estamos atentos a seguir trabajando y analizando los hechos reales, al margen de la propaganda del estado. Agradecemos la compra de su libro, y esperamos nos siga apoyando en esta labor de análisis y registro físico de acontecimientos que atenten contra la democracia.

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La Oficina Comercial de Taipéi en Colombia celebró una emotiva sesión informativa con los diez jóvenes seleccionados como beneficiarios de las becas Taiwán 2025, otorgadas por el Ministerio de Educación (Beca Taiwán y Beca Huayu) y por la Fundación Internacional de Cooperación y Desarrollo (ICDF).

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