Juan Manuel Santos, caracterizado por haber despreciado la voluntad ciudadana y otorgar impunidad a las FARC en un plebiscito cuyo umbral era de solo el 13% del censo electoral y la ciudadanía rechazó, Nicolás Maduro, responsable del peor proceso de destrucción institucional y económica en la historia del continente, Evo Morales, el mayor aliado y defensor del proceso de destrucción institucional de Chávez en la región, y Raúl Castro, heredero de una dictadura de más de 50 años cedida por su hermano Fidel Castro, representan el núcleo más cercano de mandatario con los que el “Papa Francisco

Juan Manuel Santos, caracterizado por haber despreciado la voluntad ciudadana y otorgar impunidad a las FARC en un plebiscito cuyo umbral era de solo el 13% del censo electoral y la ciudadanía rechazó, Nicolás Maduro, responsable del peor proceso de destrucción institucional y económica en la historia del continente, Evo Morales, el mayor aliado y defensor del proceso de destrucción institucional de Chávez en la región, y Raúl Castro, heredero de una dictadura de más de 50 años cedida por su hermano Fidel Castro, representan el núcleo más cercano de mandatario con los que el “Papa Francisco” trabaja de forma articulada en el hemisferio, luego de que la mandataria Cristina Kirchner saliera del poder. Junto con ellos, se encontraría el presidente y ex terrorista del Frente Sandinista Daniel Ortega de Nicaragua, con quien el Papa ha preferido una cercanía acentuada en el último año, callando sus excesos.

En concreto, los cinco mandatarios representarían el círculo más cercano de mandatarios de la región latinoamericana con los que el Papa Francisco ha logrado mantener su posición de dominio e influencia.

Junto con el principal círculos de mandatarios actuales, el Papa también se ha mantenido en articulada comunicación con el fallecido dictador Fidel Castro y la familia Kirchner en Argentina, particularmente con Cristina Fernández de Kirchner, quien fue una de las primeras mandatarias en visitarlo en medio de su cruzada de hundimiento de la economía argentina en un proceso iniciado por su marido, pero profundizado por ella con difícil deterioro político y económico del país.

Los graves y peligrosos antecedentes de amistad y complicidad del Papa Francisco con regímenes autoritarios y abiertamente antidemocráticos, representan el caso más evidente de su colaboración con mandatarios que no respetan la voluntad ciudadana, y junto con el fallecido Hugo Chavez han aislado a la región latinoamericana a la cola de regímenes democráticos en el mundo.

Adicionalmente, en contra de las expectativas de la ciudadanía latinoamericana, el Papa no solamente ha guardado silencio frente a las sistemáticas violaciones de las garantías ciudadanas de los mandatarios, sino que incluso se ha negado a recibir evidentes víctimas de los regímenes. El caso más evidente se relaciona con la líder de la oposición Lilian Tintori, rechazada permanentemente por el Papa para ser recibida en el Vaticano, en medio del encarcelamiento ilegal de su esposo Leopoldo López por Nicolás Maduro.

Como se ha informado previamente en El Nodo, [pullquote]La conducta del papa demostraría evidentemente complicidad con los fenómenos totalitarios de la región[/pullquote], y responsabilidad compartida con el dominio diplomático de países tales como Venezuela, Colombia, Cuba o Argentina, en la época de Cristina Kirchner.

El año pasado, una extraña frase del papa al comunismo incluso ha generado polémica, por el tratamiento de millones de ciudadanos sometidos a los gobiernos comunistas del hemisferio. En sus palabras:

"Son los comunistas los que piensan como los cristianos. Cristo ha hablado de una sociedad donde los pobres, los débiles y los excluidos sean quienes decidan. No los demagogos, los barrabás, sino el pueblo, los pobres, que tengan fe en dios o no, pero son ellos a quienes tenemos que ayudar a obtener la igualdad y la libertad"

A diferencia de su prédica, el Papa y los demagogos de la región se respaldan mutua y peligrosamente. La situación pone en una posición vulnerable a la población latinoamericana, aislada del mundo por el papa y su círculo cercano de mandatarios con evidentes violaciones a sus propias constituciones. Los hechos también pondrían en evidencia la vocación antidemocrática del papa Francisco y sus aliados, quien prefirió continuar su diplomacia cercana con mandatarios como Maduro, mientras que rechazó a víctimas del comunismo como la entonces Lilian Tintori.

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