Carta al Segundo Congreso Nacionalista de Colombia

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SEGUNDO CONGRESO NACIONALISTA DE COLOMBIA CIUDAD Cordial saludo: Antes que cualquier cosa, quiero como ciudadano colombiano que se considera conservador nacionalista, católico (con algunas particularidades célticas, no solamente los wayuú pueden tener dos religiones) hispanista y republicano, que haya sin interrupción por la crisis actual el Segundo Congreo Nacionalista Colombiano, de la mano de grandes instituciones políticas y académicas como Vanguardia Nacional, Aurora Colombia, el Centro de Estudios Colombianos, el Centro Nueva Granada y tantas organizaciones nacionalistas no solamente colombianas sino de toda la región, en especial Perú, México, Argentina, Ecuador, Guatemala y destacando en especial a Chile, que ahora vive una batalla importante, que es un asunto no solamente del pueblo chileno sino de todos los latinoamericanos, porque del Cono Sur depende la existencia de nuestros Estados y sociedades.

De manera breve, este saludo es para agradecer por seguir la batalla por Colombia. Ni el Covid-19, ni el terrorismo, ni el globalismo, ni el populismo barato de la izquierda ni de los partidos tradicionales, ni los ataques rastreros basados en calumnias por parte de los esbirros del Partido de Gobierno, que tiene el presupuesto nacional, pero no la legitimidad, el principio de autoridad ni el valor civil del respeto a los ciudadanos. Aquellos que esgrimen insultos como "neonazis", "fachistas" (ni siquiera saben escribir ni pronunciar fascismo) hoy tras la muerte, destrucción y miseria que han dejado el Triunvitario del Covid-19, el pésimo gobierno uribista-conservador y el narcoterrorismo anarquista; van repartiendo mercaditos, dando conferencias en redes de motivación y emprendimiento, queriendo pescar votos en río revuelto para salvar su poder mínimo y espurio frente a la avalancha de ilegitimidad. No podemos permitir que las bases colombianas que prefieren la moral, los valores fundamentales occidentales y la unidad territorial que caiga otra vez en manos de esa estafa social llamada Centro Democrático, o en la futura que el sector supuestamente "conservador" de esa agrupación quiere hacer, de "Gran Alianza Republicana" alrededor de candidatos que hablan muy bonito, gritan en radio y prensa, pero que brillan por su ausencia en posiciones y hechos de país, y en esta pandemia no hicieron NADA por proteger a los ciudadanos del Gobierno y no llevaron ni un grano de arroz, ni un tapabocas a nadie en los peores momentos de la cuarentena estricta, la tercera más larga del mundo. La pobreza económica y de liderazgos políticos a la vista son enemigos muy peligrosos para el país y para una opción preferente nacionalista política dentro del sistema partidista y democrático liberal, que, con todos los reparos que sepamos que tiene, es el modo en que legalmente se llega a ser poder político nacional o regional. Los nacionalistas y republicanos tenemos lo que ellos no tienen: conocimiento político y filosófico de donde viene la amenaza real al país, y por donde ha entrado y ha realizado el desastre que vivimos hoy día: la cultura y el pensamiento. Eso que algunos pseudo intelectuales liberales y libertarios menosprecian, porque según ellos solamente son "útiles" las carreras científicas y de ingeniería. Nada más falso e irreal. Por sofismas como ese, es que tenemos la burocracia milleniall inmoral, aconfesional, sin valores, sin empatía, antijerarquías y emocionalmente desecha que está representada en el modo de ser del desgobierno de Iván Duque y los mandos progresistas de Bogotá, que será una transición -sino tal vez el primer paso- de la socialdemocracia globalista como régimen político permanente en el país, como sucede actualmente en España. En este congreso, deberían entrar a debate, desde mi humilde opinión como un simple ciudadano que desde lo muy poco que puede hacer, trata de contribuir a difundir la validez del nacionalismo en el contexto del país político y del mundillo de las "derechas" colombianas. Debe salir la propuesta de un movimiento político unfiicado de nacionalistas y republicanos, que llegue inclusive a ser programáticamente unificado a libertarios y liberales económicos para llegar con posibilidad real a ganar espacios al decadente uribismo y al moribundo Partido conservador. Si no somos nosotros quienes llenemos esos espacios, las FARC y las cabezas de hidra izquierdistas atomizadas en diferentes partidos serán sin duda atractivas para la innata búsqueda de soluciones y el sentido común que indica que las cosas van muy mal en el país social. Defender una estrategia para movilizar al pueblo colombiano a una Asamblea Nacional Constituyente debe ser una consigna de trabajo y debe generar iniciativas de intervención comunitaria permanente para construcción de estructuras intermedias comunitarias para generar no solamente base electoral sino presencia institucional. Elecciones de juventudes y Juntas de Acción Comunal deben ser nuestro objetivo principal, así como consolidar estructuras de emprendimiento comunitario, agrícola, artesanal y de alimentos en diferentes zonas urbanas y rurales, además de realizar pedagogía sobre los valores nacionales, historia Patria, Inteligencia Estratégica, cultura de la seguridad, geopolítica y virtualidad. Los tiempos cambian, pero los principios no. No podemos abandonar lo que nos heredaron los mayores, pero no podemos creer que podemos pensar o seguir con su discurso aplicado de una forma y con herramientas desactualizadas a nuestros tiempos. Deseo de todo corazón éxitos a estas jornadas y espero poder comentar de manera feliz los resultados de las mismas.

Bogotá D.C., 20 de septiembre de 2020. † Día de San Eustaquio de Roma
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