La paz no es un canje o chantaje, no se puede negociar, la paz es voluntad

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El “Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” cuatro años después, no terminó el conflicto y no construyó paz.

En la historia de la salida negociada de los conflictos se ha visto que los criminales canjean el fin de los crímenes más oprobiosos y repulsivos en contra de la sociedad civil a cambio prebendas de tipo político, económico y social que solo dejan como resultado la profundización del crimen, la deslegitimación de la ley y de la justicia.

Hace cuatro años votamos el plebiscito que le daría o no legitimidad ciudadana al acuerdo que adelantó el gobierno Santos con los terroristas Farc. Mi postura desde el principio fue que no se debía aprobar el acuerdo como se negoció, no porque no quisiera la paz ¿Quién en su sano juicio no va a querer la paz? Sino porque definitivamente hay ideas o políticas que no se pueden negociar con criminales, por ejemplo, ¿Cómo negociar la política rural cuando estos señores han sido los mayores verdugos de los campesinos? Los han desplazado, les han secuestrado a sus hijos, los han robado, los han extorsionado, les han sembrado minas etc. Resulta irracional que se haya negociado la reforma rural con los victimarios y no con los campesinos, con los que todos los días se levantan a cultivar la tierra.

En este sentido, no es racional desde todo punto de vista negociar beneficios judiciales, económicos y sociales con la premisa que si no se negocia en esos términos siguen en su actuar delictivo. Estos señores Farc, con sus delitos contra la humanidad, perdieron el derecho de negociar más allá de su rendición y acogimiento a las leyes, carecen de legitimidad para reivindicar derechos.

¿Cometieron delito Político?

La paz es un acto puro de voluntad. No se trata de nada más, no hay trucos, fórmulas o estrategias que logren la paz, simplemente con la voluntad de las personas se logra. Si usted se pelea con su novia(o), no le exige nada a cambio más allá del cambio de la conducta que provocó la controversia, se plantean nuevas reglas y se reconcilia. Si su novia(o) le pide más allá de eso, ojo puede que no sea amor, claramente se trata de un chantaje. Así mismo es el acuerdo con los criminales, en el que se pacta su acogimiento a la ley, para eso es la justicia transicional, que permite negociar las penas con base en las normas ya establecidas.

El acuerdo les mostró a los ciudadanos que delinquir tiene buenos réditos, que entre más criminal se sea, más alto se llega. Pero en los hechos ¿Qué ha ocurrido con el acuerdo? ¿Se ha cumplido?  Si se mira lo hecho por el Estado y el gobierno, ha destinado los mayores montos presupuestales para la implementación del acuerdo. Según el Presupuesto General de la Nación del 2020, el que se está ejecutando, para el sector de inclusión y reconciliación se destinaron 12.7 billones de pesos y específicamente para el programa de posconflicto e implementación se destinaron 9.8 billones de pesos. El programa que más recursos percibe es el del posconflicto con 9.8 billones, muy por encima del programa de Inversión en el Sector Agropecuario que apenas recibió 1.3 billones.

Este acuerdo demostró que ser criminal, paga. ¿Cómo es posible que los verdugos de los campesinos reciban 9.8 billones y que los campesinos con quienes se debió y debe construir la política agraria, apenas reciban 1.3 billones? Y si hacemos el comparativo con otros programas, Infraestructura de Transporte recibe, 5.9 billones; Ser pilo paga, 1.2 billones; Acceso y uso de las Tic´s, 0,7 billones. Aún así es increíble ver a los pro acuerdo diciendo que se está haciendo trizas el acuerdo.

Ahora miremos lo hecho por la Farc. El brazo armado, es decir Márquez, El Paisa y Santrich, retomaron las armas, desertaron de su propio acuerdo y ahora siguen con su emprendimiento de las 250 mil hectáreas de coca sembradas, controlan toda la producción y tráfico de cocaína, ¿Se imaginan el dineral que se están haciendo? Ni Pablo Escobar produjo tantas hectáreas. Por el otro lado, el brazo político va a la JEP a decir que ellos no reclutaban niños, que no violaban a los niños, que no sembraban minas, que no secuestraban, que no asesinaban, que no han hecho nada y que les debemos la existencia. claras luces evidencian que el brazo armado y el brazo político siguen siendo las mismas Farc.

Como diría el difunto Chávez viene la perla dentro de la perla, la JEP la encargada de garantizar que no haya impunidad, funciona desde el 2018. En el 2019 tuvo un presupuesto de 202 mil millones de pesos en funcionamiento y en el 2020, 201 mil millones. Lo lamentable es que hasta el momento no hemos visto la primera decisión judicial en la que se imparta justicia contra los autores de los más aberrantes crímenes contra la humanidad. Por el contrario, pudimos ver como le permitieron a alias Jesús Santrich, fugarse para ir a controlar la coca y continuar con la guerra. Esperemos que la JEP logre resultados y por nada del mundo les permita a los cabecillas, los cerebros de todo ese actuar criminal y lesivo de la Farc, seguir en impunidad.

Lo que vemos hoy, es que el acuerdo de paz no lo destrozan las críticas de los opositores del acuerdo, por el contrario; sí lo destrozan las fugas de Márquez, El Paisa y Jesús Santrich; lo destroza las declaraciones de Timochenko y los demás hoy senadores y representantes diciendo que ellos no delinquían y lo destroza la falta de justicia por parte de la JEP. Lo que hoy ven los colombianos es que un grupo de criminales gozan de los más altos beneficios sociales, económicos y políticos por violar y reclutar niños, por secuestrar y asesinar colombianos, sin haber cumplido con lo que se comprometieron, verdad y reparación.

Como opositor del acuerdo, aceptaría que los máximos responsables recuperaran sus derechos políticos después de que paguen con cárcel, los delitos cometidos, luego de aplicar las leyes vigentes a través de una justicia transicional que les reconozca su voluntad de decir la verdad y les rebaje las penas, porque creo firmemente que la sociedad necesita entender que quien comete crímenes no está por encima de la ley y no quedará impune. ¿Qué le sirve más a la sociedad, fortalecer la institucionalidad judicial o alimentar el ego de la lucha guerrillera?

Los miedos que se tenían del acuerdo se hicieron realidad, profundizando odios, profundizando y transformando la violencia. Aquellos que apoyaron el acuerdo deben reconocer que no tuvieron la verdad revelada, que la guerra no terminó, que se equivocaron, que sí hay impunidad y que si no cambiamos el acuerdo a unos parámetros que realmente garanticen justicia, verdad y reparación, nunca lograremos vivir en paz.

La paz no es un canje o chantaje, no se puede negociar, la paz es voluntad

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